Palmas y ramas de olivo por las calles de Castellón para conmemorar la entrada de Jesucristo a Jerusalén. Cientos de fieles no faltaron ayer a la cita religiosa en la capital de la Plana. El Domingo de Ramos congregó a pequeños, jóvenes y mayores en la Basílica del Lledó, la Concatedral de Santa María, la capilla de la Purísima Sangre o en la parroquia de San Pedro, en el distrito marítimo.

Familias con miembros de varias generaciones --numerosos abuelos en compañía de sus nietos-- asistieron a la misa en Santa María y la posterior bendición de palmas y ramos, a cargo del obispo de la Diócesis Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente.

Aunque la previsión meteorológica no era demasiado halagüeña --Aemet anunció lluvia para la Plana--, el cielo respetó la festividad, que pudo llevarse a cabo bajo un sol radiante. También en Lledó la fiesta fue multitudinaria, con cerca de 600 asistentes, según el Prior, Josep Miquel Francés. Tanto fue así que los fieles no cupieron en la Basílica y tuvieron que quedar de pie y al final para poder seguir la eucaristía.

En la celebración estuvieron los 52 miembros de la Cofradía de la Mare de Déu y la Coral de Veus de Lledó y no faltó la Misa de la Magdalena, una cantata de Juan Ramón Herrero dedicada a Cardona Vives y varios salmos.

El camarín de la Virgen estuvo abierto hasta las 14.00 horas para que los fieles pudieran visitar a la Mare de Déu. La celebración fue masiva también en La Sangre y el Grao. Un día de alegría y tradición en los templos de Castellón, dando inicio a la Semana Santa.