Nervios, confusión, miedo, inseguridad... Vivir un atentado de cerca es una situación que lleva al límite. El último ataque terrorista en Europa, que tuvo lugar el lunes cuando un camión arrolló a decenas de personas en un mercadillo navideño situado al oeste de Berlín, ha sobrecogido una vez más al mundo, pero, especialmente, a aquellos que residen en la capital alemana. Entre ellos, castellonenses de todas las edades, que han establecido su vida en Berlín y que pasan a diario por el lugar de la masacre. Algunos han lamentado el atentado ya desde Castellón, tras viajar a la provincia para pasar las navidades en familia. Otros, en cambio, se encontraban en Alemania cuando se produjo el ataque y se enfrentaban a la tragedia de cara, con la misma incertidumbre y nerviosismo que vivieron el resto de los berlineses.

«Yo me encontraba en la Alexander Platz cuando me enteré. Corrí para coger el tren y el metro que debo tomar para llegar a mi casa y la verdad es que la tensión se palpaba en el vagón. Fueron cortando las líneas y había mucha confusión. Parecía que buscaran a alguien. Todo el mundo leía las noticias en el móvil, llamaba a sus familiares...», recuerda la borriolense Laia Arrufat, profesora y traductora en la capital germana, instantes después de aterrizar ya en España.

«Los nacionalistas han subido como la espuma en los últimos meses y la idea de que el aperturismo de Merkel es malo está, desafortunadamente, muy extendida. Las cosas se van a poner difíciles para los refugiados», apunta el galerista y pintor de Castellón Fernando Sesé.

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