Si hace muchos años que vive en Castellón y piensa que el verano dura cada vez más, tiene razón. Si cree que las olas de calor y las noches tropicales son más frecuentes, también está en lo cierto. Y si tiene la sensación de que cuando llueve lo hace de manera torrencial, su percepción también es la correcta. El Observatorio de la Sostenibilidad (OS) acaba de hacer público un informe en el que analiza cómo evolucionará la temperatura media de la provincia en 2050 y con qué frecuencia lloverá. Y las conclusiones de los científicos están muy claras: a medida que pase el tiempo, las prendas de abrigo harán menos falta y los episodios de lluvias torrenciales y gotas frías se repetirán con una mayor frecuencia. ¿Quién tiene la culpa? Para los expertos solo hay un responsable y tiene nombre y apellidos: el cambio climático.

La temperatura media anual en Castellón no ha parado de aumentar. En los últimos 30 años, el termómetro ha subido una media de 1,45 grados, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) recopiladas por el Observatorio de la Sostenibilidad. Así, la media del periodo comprendido entre 1988 y 1992 se situó en 17,14 grados, mientras que entre los años 2014 y 2018 fue de 18,59. Y si se comparan estos valores con los de hace 42 años, la diferencia aún es mucho más alta, 2,35 grados más.

En el litoral de Castellón cada vez hace más calor y lo seguirá haciendo. En el año 2050, y si no se produce una reducción del ritmo actual de emisiones atmosféricas, se prevé un incremento de la temperatura media de otros 2,5 grados. En Valenciana, el alza todavía será algo más alta (+2,7 grados), mientras que en Alicante el incremento será muy similar al de Castellón, de 2,4. «Las predicciones que se hicieron en el 2000 se han quedado cortas y los termómetros han subido más de lo que se pensaba hace 19 años», apunta Raúl Estévez, del Observatorio de la Sostenibilidad

El aumento de las temperaturas no es el único escenario que se avecina. Los expertos también constatan que existirá más irregularidad en las precipitaciones. Y eso significa que en un futuro los episodios de gota fría podrían ser más frecuentes. Así se pone de manifiesto en el estudio Aproximación a la evolución de las precipitaciones en España, realizado también por el Observatorio de la Sostenibilidad y el investigador Mario Mingarro, y donde se hace una previsión de como serán las precipitaciones medias para 2050. El informe dice que solo en la Comunitat Valenciana, Navarra y Canarias occidentales experimentarán incrementos positivos aunque muy moderados en la precipitación media anual (en Castellón se prevé un aumento de apenas 2 milímetros anuales, 12 en Valencia y 41 en Alicante) pero lo llamativo es que la distribución de estas lluvias será «mucho más irregular en el tiempo», por lo que resulta probable que «las inundaciones asociadas a gota fría serán más intensas y frecuentes».

El panorama es el que es, pero es posible adoptar medidas, sobre todo en las localidades más grandes y donde el aumento de las temperaturas se notará más. «Lo que se necesita, entre otras cosas, es que los gestores públicos adopten medidas de adaptación para afrontar la crisis climática», argumentan los expertos del Observatorio. Y entre las recetas destaca, además de políticas mucho más ambiciosas para la reducción de emisiones, la necesidad de crear anillos verdes en las ciudades, hacer un mayor uso de las fachadas vegetales en edificios, crear sombras o introducir el agua como elementos para refrescar la urbes.