Castellón quiere que los restos de sor Isabel Calduch, la única beata de la capital, regresen a su tumba en la capilla del convento de las monjas capuchinas. La orden decidió hace unos días trasladar el osario y la lápida de la hermana, beatificada por el Papa Juan Pablo II en Roma en el año 2001, y sus restos se encuentran en la actualidad en el convento de las clarisas capuchinas de Barbastro, en Huesca. Allí es donde se instalarán las tres hermanas que aún permanecen el convento de Núñez de Arce, y que están la espera de la orden del Vaticano, que está aún en espera, según fuentes del Obispado.

Los ciudadanos piden que el osario de la beata de Castellón regrese a la ciudad en la que ha descansado sus restos, en la iglesia capuchina, que, “aunque cambie de titularidad, seguirá siendo un lugar sagrado en el que poder honrar la beata”. Son palabras de José Martí, portavoz de la Real Confraria de la Sangre, hermanada con el convento vecino. “Es la única beata que tenemos en la ciudad, y debe de estar aquí, para que los ciudadanos puedan rezarle y honrarla como se merece”, apostilló Martí.

Ana Valls, expresidenta de las Camareras de la Mare de Déu de Lledó, explicó que “es una gran pérdida para los feligreses de Castellón”. “No me parece nada bien que se ha hayan llevado, es parte de la historia de la diócesis”, dijo, aunque apuntó que “las monjas tienen otro punto de vista que también hay que sopesar”.

PATRIMONIO HISTÓRICO // Desde la Cofradía del Cristo de Medinaceli, su presidenta, Carmen López hizo hincapié en que “no se la deberían haber llevado, y menos sin los permisos del Obispado”. La alarma saltó el jueves. Las mismas monjas capuchinas confirmaban a Mediterráneo que los restos mortales de sor Isabel ya no estaban en la capilla, sino que se habían exhumado y transportado hasta la comunidad clarisa capuchina de Barbastro. El viernes, el vicario general, Miguel Simón, apuntaba que las monjas se han llevado “sin el permiso diocesano”, los restos de la beata, “un documento obligatorio al ser restos depositados en una iglesia, corresponder a una beata mártir y estar expuestos a la veneración de los fieles y por pertenecer a la historia de la Iglesia Diocesana de Segorbe-Castellón”. E incidió en que se avisó dos veces y “por escrito”, a la madre abadesa, de que no se podía trasladar nada del convento sin ese documento.

El alcalde, Alfonso Bataller; y el concejal de Cultura, Vicent Sales; han solicitado ya una reunión con el obispo, Casimiro López, para analizar la situación. H