En España hay dos formas de mirar al cielo y las dos son opuestas. Mientras en el norte cada vez que llueve esbozan un gesto de hastío, aquí cuando se mira al cielo se hace con una mueca de súplica. Y eso explica por qué en Castellón, pese a las lluvias de finales de mayo y principios de junio, se afronta el verano con las reservas de agua más bajas de los últimos cuatro años, mientras que en Galicia o Asturias presumen de tener los pantanos al 90%.

Los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) revelan que los pantanos de la provincia empiezan el verano al 42,65 % de su capacidad, con algo más de 97 hectómetros cúbicos de agua almacenados. Y aunque las últimas lluvias han conseguido alejar el fantasma de la sequía, la situación no es para tirar cohetes. De hecho, ese 42% es la cifra más baja de los últimos cuatro años. A finales de junio del 2017, las reservas eran del 61,10% y los pantanos almacenaban 140 hectómetros cúbicos. O dicho de otra manera: 43.000 millones de litros de agua menos en los últimos doce meses. Para encontrar un inicio de verano tan malo hay que remontarse a finales de junio del 2014, cuando los recursos hídricos acumulados eran del 34% y en Castellón se hablaba de sequía y pérdidas milllonarias para la agricultura y la ganadería.

Pese a que este año la situación no es boyante, a corto y medio plazo no habrá problemas de abastecimiento. «El agua está garantizada. La situación del sistema del Mijares es la mejor de toda la Comunitat y debido a la buena gestión no hay previstas restricciones de ningún tipo», explican fuentes de la CHJ. En la Comunitat hay cuatro sistemas en alerta y otro en prealerta, con decretos de sequía. «En Castellón la situación es de normalidad», insisten las mismas fuentes. Un dato que también es corrroborado por los regantes, que descartan cualquier tipo de problema.

Castellón tiene más agua embalsada que los sistemas del Júcar (34,38%) o el Turia (37,71), pero en la provincia el reparto también es muy desigual. Y lo es porque las últimas precipitaciones han sido muy desiguales, y mientras en municipios de Els Ports se recogieron cantidades 10 veces superiores a lo que se considera habitual, en localidades de la comarca de la Plana se acumula un déficit de hasta el 50%.

ARENÓS, A MENOS DE LA MITAD // De entre todos los embalses, el del Regajo, en el Alto Palancia, es el que se encuentra a más capacidad, con un 70,99%. Le siguen el de Sitjar y Arenós (el más grande de la provincia) que están al 58% y 43%, respectivamente. En el lado opuesto se sitúa el pantano de María Cristina, que solo está al 5,38% de su capacidad y acumula 0,99 hectómetros cúbicos. Pero, sin duda, la palma se la lleva el embalse de Ulldecona, que lleva meses en números rojos.

Situado en una zona que aporta agua a través del río Bergantes, el pantano agoniza y ofrece una imagen de sequía casi absoluta porque apenas tiene un 1,32% de agua embalsada. De hecho, Ulldecona almacena 0,15 hectómetros cúbicos de agua de los 11 que tiene de capacidad, lo que le sitúa en uno de los embalses de la provincia con peores registros.