Las carreteras de Castellón son en las que más multas por exceso de velocidad imponen a conductores de la Unión Europea de toda España. Así consta en las estadísticas de la Dirección General de Tráfico relativas al año pasado, una circunstancia achacable al paso de la AP-7 por la provincia, la cercanía con la frontera francesa y el ser una zona de paso hacia Valencia y Alicante.

En concreto, durante el último ejercicio, los radares, tanto fijos como móviles, multaron a 10.648 conductores de países de la UE, un buen porcentaje del total de sanciones impuestas durante todo el año, que ascendieron a 81.619. Muy cerca de este registro se quedó Navarra (10.642) y en tercer lugar está Sevilla (9.752).

A estas cifras contribuye decisivamente el hecho de que en Castellón hay dos puntos de control de velocidad incluidos entre los 50 que, en terminología de la DGT, «menos se respetan» de España; esto es, los que más multan. Uno es el cinemómetro fijo de la AP-7 en Alcalà de Xivert (kilómetro 390), que en el 2017 --últimas cifras publicadas-- interpuso más de 16.000 multas, lo que le convierte en el 17º que más lo hizo. Los datos de Automovilistas Europeos Asociados muestran además que es el punto de control de España que más sancionó a extranjeros ese ejercicio, casi 6.000.

El otro radar que más castiga a los conductores en la provincia es el que está situado en la misma autopista un poco más hacia el norte, en Benicarló, Es el 30º que más denuncias pone en España, con más de 12.000.

Situación geográfica

Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, achaca esta gran cantidad de sanciones a la situación geográfica de Castellón, «que es zona de tránsito hacia zonas turísticas, como Valencia y Alicante, y no está no muy lejos de la frontera de Francia». De hecho, según estadísticas de la DGT, los franceses son con mucha diferencia los europeos a los que más multas interponen (56.453) en carreteras españolas.

Por otro lado, es crucial el paso de la AP-7, que tiene hasta cuatro controles de velocidad fijos habilitados en Castellón. «Esto es decisivo, ya que es una carretera que usan mucho los extranjeros. Hay otros viales que también tienen mucho flujo de vehículos pero que no tienen tantos radares, por lo que no generan tanta cantidad de multas», detalla.

El problema es que el hecho de que se multe a un ciudadano extranjero no significa necesariamente que vaya a abonar la sanción. De hecho, según los datos que maneja Automovilistas Europeos Asociados, un 25% de las mismas no se pagan «porque la mayoría han sido impuestas por un radar fijo, por lo que no se para al conductor». Una vez en sus países, muchos de ellos optan por no pagar, aunque «la directiva europea 413/2015 significa un antes y un después», dice Arnaldo, ya que implica el intercambio de información entre Estados. Asimismo, denuncia que los radares «no cumplen con su función preventiva, son un instrumento meramente recaudatorio».