Es una paradoja de la historia, pero en muchos rincones de Europa vivir montado a caballo es un signo inequívoco de desarrollo. Lo saben bien en Inglaterra, Francia o Alemania, donde la hípica es una disciplina deportiva clásica y centenaria. En España, su implantación es mucho más tardía. También lo es Castellón, aunque aprender a montar a caballo cada vez está más de moda. Esta disciplina ha conseguido, por fin, dejar atrás la etiqueta de deporte elitista y caro y ha empezado a democratizarse. Dos ejemplos: pocas son las localidades de más de 15.000 habitantes que no tienen club y la imagen de aficionados dando un paseo por playas y caminos rurales es cada vez más habitual. Castellón se sube a la grupa.

El caballo está de moda y mueve miles de euros al año. En Castellón hay censados oficialmente 3.500 equinos (en la Comunitat Valenciana son casi 25.000) y a nivel nacional el sector ecuestre mueve algo más de 5.000 millones de euros al año, según datos del estudio Impacto del sector ecuestre en España. ¿Dónde está el negocio? Un parte importante se lo llevan las escuelas de hípica, pero también los campeonatos y las actividades que rodean al mundo del caballo, desde veterinarios a empresas de alimentación y herradores. «La afición al caballo va, sin duda, a más. Lo hace en los clubs pero también ha aumentado la cifra de aficionados que tiene caballo», apunta Miguel Roig, uno de los nombres propios del sector en Castellón.

Miguel Roig y Natividad Adelantado fueron unos de los pioneros. Hace 23 años abrieron las puertas del Poni Club de Castellón y cada vez tiene más alumnos. «En 1995 creamos, con la colaboración del Ayuntamiento, la primera escuela municipal de equitación de España. Cada año sacamos 75 plazas y siempre se llenan», describe Roig a Mediterráneo, que preside también la Asociación de Amigos de los Caballos de Castellón (ACA).

Lo que cuesta aprender

El elitismo ha sido, junto a la falsa creencia de que es un deporte peligroso, uno de los dos grandes mitos que han rodeado a la hípica, pero quien en Castellón se dedican a enseñar a montar a caballo aseguran que eso es una verdad a medias. «Hoy en día el poder montar a caballo está al alcance de cualquiera, ya que las hípicas compran caballos que ponen a disposición de los clientes para que puedan aprender a montar, sin necesidad de tener un caballo propio y a un precio que se equipara a cualquier otro deporte», describe Ana Belén Torres, unas de las responsables de Hípica Castellón, por cuya escuela pasan, sobre todo, alumnos de entre 5 y 14 años. «También damos a clases a adultos, pero son minoría», añade.

Pero, ¿qué cuesta aprender a montar en Castellón? La tarifa media oscila entre los 50 y los 70 euros al mes por una clase semanal (la escuela municipal es más económica, unos 45 euros al trimestre para dos clases a la semana). «Hoy montar a caballo está al alcance de todos los bolsillos y, además, se trata de un deporte muy completo y con grandes beneficios. De hecho, dicen todos los expertos que detrás de la natación va la equitación. Además, se aprenden valores como la responsabilidad, la disciplina o la atención», argumenta Roig, que destaca también los beneficios de la hípica en niños con discapacidad.

Aprender a montar es asequible, pero el coste se incrementa si el alumno empieza a competir. Y en Castellón son muchos los aficionados que deciden dar el paso, aunque el camino es sacrificado. Lo es porque requiere de muchas más horas de dedicación, un caballo propio que puede costar entre 500 y 2.500 euros, el pupilaje y la alimentación, que oscila entre los 250 a 300 euros al mes, y gastos de transportes y otros fijos como el herrador o el veterinario.

En Paddocks de Azahar, también en la capital, llevan más de 10 años enseñando a campeones. En sus instalaciones entrenan deportistas de élite como Rocío Martínez, María Rodrigalvarez, Diego González o Jesús Dolz Mateo. «Todos están bajo la dirección de Daniel Martínez y los resultados obtenidos son muy buenos», relata Marta Monfort, directora de actividades y relaciones publicas de esta escuela de equitación.

Más caballos que nunca

Los cursos para aprender a montar cuentan cada vez con más adeptos y la cifra de particulares que tienen caballo evoluciona prácticamente en la misma dirección. «Cada vez hay más y se ven más en la calle. Hace unas décadas solo unos pocos tenían caballos, hoy en localidades como l’Alcora, Benassal o Villahermosa hay una gran afición», constata Roig.

Ramón Coronado, de la Vall d’Uixó, también habla maravillas del sector al que conoce desde dentro. Durante varias décadas ha sido herrador de caballos, un oficio milenario que poco a poco va cediendo a su hijo. «En Castellón el oficio se va perdiendo y quedan muy pocos profesionales, quizás no más de quince», explica. Un caballo se debe herrar cada dos meses. ¿El precio? Entre 50 y 70 euros. «Hace años nos ganábamos bien la vida, pero ahora es distinto. Tenemos faena, pero la competencia es dura, ya que hay mucha gente que hace trabajos esporádicos a precios muy económicos y vivir solo de esto resulta muy complicado», describe.