Los barcos cargados de naranja argentina dejarán de llegar a partir de la próxima semana al puerto de Castellón, donde en los últimos meses han depositado en el recinto unas 30.000 toneladas del producto. Dejarán de hacerlo ahora que comienza la campaña naranjera en la provincia.

Se trata de una operativa que cuenta con la aprobación del sector, ya que cubren la demanda durante una época del año en la que todavía no hay fruto en Castellón. Así, habrán sido siete barcos cada semana y media aproximadamente, cargados con unas 4.000 toneladas cada uno.

Este tipo de intercambios con países terceros generó tensiones la pasada campaña, con los ánimos de los agricultores caldeados a consecuencia de la crisis. Las importaciones de fruta de Egipto fueron en este caso la causa de polémica. Sin embargo, las conversaciones del presidente de PortCastelló, Francisco Toledo, con los representantes agrarios logró calmar los ánimos, ya que se acreditó que la cantidad de toneladas era pequeña, y siempre llegaban fuera de temporada

La naranja argentina, al igual que la brasileña, ha estado de actualidad en los últimos meses porque, de no variar la configuración actual del tratado comercial entre la Unión Europea y Mercosur, su presencia en los mercados puede multiplicarse, con el consiguiente perjuicio para la castellonense.

A este respecto, y por razones que nada tienen que ver con la citricultura, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha amenazado con bloquear este acuerdo --aprobado pero no de inmediata aplicación-- si el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no combate los incendios del Amazonas. Sería una puerta abierta para, esta vez sí, intentar influir en Bruselas para conseguir un acuerdo más favorable a los intereses de los agricultores.

Hay otras variables del tablero internacional que también pueden tener incidencia para el sector, como los planes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles al 100% a productos agroalimentarios, como las naranjas.

Desde la Unió de Llauradors advirtieron que han tenido acceso a los distintos procesos de información pública que realizan las autoridades estadounidenses para imponer estos aranceles, que confirman los peores miedos.

Como manifiestan desde la agrupación agraria, simplemente el hecho de que se haya planteado esta posibilidad ha generado preocupación entre cooperativas, comercios y empresas exportadoras; e incluso «alguna se plantea interrumpir las exportaciones a ese país» Por si fueran pocos problemas, no hay que olvidar el veto ruso.