Convertir el Riu Sec en un eje vertebrador, en una oportunidad para transformar la ciudad eliminando la barrera natural que supone actualmente para potenciarlo como corredor medioambiental. Es el objetivo del macroproyecto presentado ayer valorado en 20 millones de euros y un plazo de ejecución de 10 años, desde 2018 al 2028. Un ambicioso plan estructurado en ocho zonas, con una longitud estimada de actuación de 4,3 kilómetros, entre la Vía Augusta y el parque del Pont de Ferro -o lo que es lo mismo, desde la variante de la N-340 hasta la avenida Vall d’Uixó, donde comienza el tramo soterrado-. Incluye la creación de sendas peatonales y recorridos ciclistas en paralelo al río, la puesta en valor de la Vía Augusta y la Vereda de la Enramada, la recuperación de bosques de ribera, la creación de nuevos parques urbanos en Crèmor y el entorno del cementerio, cuatro pasarelas ciclopeatonales y dos nuevos puentes.

La ejecución se hará por fases. Ha empezado con la redacción del master plan que dibuja el corredor medioambiental y seguirá con la elaboración del plan especial en la zona de Crèmor y la redacción del proyecto de ejecución de este mismo entorno, previo al inicio de las obras. Además, está a punto de comenzar la construcción de uno de los dos nuevos puentes que permiten potenciar la conectividad transversal entre ambas riberas -el de la prolongación de la calle Jesús Martí y la conexión con Quadra Saboner-.

La alcaldesa, Amparo Marco, fue la encargada de desvelar los detalles del nuevo corredor medioambiental del Riu Sec, acompañada por el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó, y la teniente de alcaldía del distrito Oeste, Verònica Ruiz.

ELEMENTO VERTEBRADOR

Subrayó que este proyecto «permite superar la interpretación del río como barrera natural y aprovechar su potencial como elemento vertebrador de un nuevo modelo de urbanismo para una nueva ciudad más sostenible, inclusiva y amigable». Y en cuanto a la inversión, Marco dijo que «se buscarán fondos, propios o europeos». Sobre si se prolongará la intervención hasta la desembocadura, lo descartó, por ahora, aludiendo a la intervención pendiente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para ampliarla.

Simó destacó que la actuación es compatible con el nuevo Plan General y que «era un pecado no aprovechar el río»; y Ruiz resaltó el «aprovechamiento social y ecológico» de la transformación.