El Salón de Plenos del Ayuntamiento de Castellón ha acogido hoy el hermanamiento de la capital de la Plana con la ciudad de Lleida, un acto que se ha enmarcado en la celebración del 765 aniversario de la fundación de Castellón y que ha sido presidido por la alcaldesa, Amparo Marco; el vicealcalde y responsable de Hermanamientos, Enric Nomdedéu, y la teniente de alcalde y responsable de Cultura del Ayuntamiento de Lleida, Monserrat Parra. A la firma de este acuerdo también ha asistido gran parte de la corporación municipal, autoridades y representantes de la sociedad civil.

Enric Nomdedéu ha sido el encargado de realizar un repaso a los vínculos históricos que unen estas dos ciudades y que se remontan al 8 de de septiembre de 1351, cuando el Rey Jaime I otorgó a Ximen Pérez de Arenós, a través del documento llamado privilegio de traslado, la autorización para desplazar la villa de Castellón de la montaña a la plana. El vicealcalde ha explicado que las relaciones de colaboración entre municipios constituyen un elemento fundamental para reforzar, favorecer y promover el progreso, ya que son un estímulo para todos los sectores que forman el tejido civil, social y económico y se deben traducir en un beneficio para todos los ciudadanos. Por ello, en este acto, Castellón y Lleida se han comprometido a reforzar las relaciones culturales, deportivas, sociales, turísticas y económicas, a través de la organización de encuentros sociales, el fomento del intercambio de experiencias,y el estudio de fórmulas participativas que permitan ejecutar proyectos comunes.

Por su parte, la concejala de Lleida, Montserrat Parra, ha mostrado su satisfacción y agradecimiento por poder compartir un acto tan significativo para ambas ciudades y ha afirmado que “es nuestra obligación recordar nuestro pasado y cuidar nuestro patrimonio material e inmaterial, porque saber de dónde venimos y a dónde vamos nos da seguridad y confianza para construir nuestro futuro”. Parra ha destacado que Castellón y Lleida son dos capitales con muchos elementos en común: “compartimos un rey, una lengua, una cultura y unas tradiciones, pero también compartimos el hecho de ser ciudades modernas y vitales, ciudades universitarias, que apuestan por el progreso, que se preocupan por sus ciudadanos y que creen en un futuro lleno de ilusión y proyectos”. Para finalizar, la edil ha mostrado el deseo del Ayuntamiento de Lleida de repetir, de forma simbólica, este acto de hermanamiento en el Castillo del Rey, el mismo lugar donde Jaime I firmó la orden de traslado de Castellón.

La alcaldesa, Amparo Marco, ha iniciado su intervención explicando que “hoy es 8 de septiembre, un cita escrita con letras solemnes en nuestro pasado más grande. Hoy se cumplen 765 años del privilegio de traslado otorgado por Jaume I a su lugarteniente Ximén Pérez de Arenós para trasladar la villa desde el castillo a la plana, y para conmemorar esta efeméride, nada mejor que sellar nuestra amistad con Lleida, cerrando el círculo de la historia. Castellón mira hoy hacia el pasado con la vista puesta en el futuro”.

“765 años después, Castellón y Lleida vuelven a encontrarse en el camino. Tendemos la mano a una ciudad con la que nos une la misma ansia de futuro. Somos pueblos con identidades comunes, con coincidencias, con una estructura social similar, con un rango de capitalidad que nos hace ser núcleo administrativo y de servicios para las poblaciones del área metropolitana” ha indicado la primera edil, quien ha añadido que “la hermandad que hoy consolidamos en este acto puede y debe fortalecerse en el futuro. Tenemos la oportunidad de establecer lazos de cooperación y colaborar en proyectos conjuntos en materia social, económica y cultural”.

Por último, Marco ha explicado que “Castellón está orgulloso de conmemorar sus orígenes. Hace 765 años aquellos primeros castellonenses fueron protagonistas de la fundación de la ciudad. Bajaron hasta la Plana y empezaron a construir una ciudad que con el tiempo crecería y se convertiría en una tierra de acogida para las gentes que habitaban este entorno magnífico de mar y naranjos. Han pasado los siglos, pero Castellón sigue teniendo ese afán de futuro que tenía hace ocho siglos. Los castellonenses y las castellonenses tenemos el mismo orgullo de pertenencia a esta tierra que tuvieron nuestros antepasados y, por ello, 765 años después, seguimos siendo futuro”.