Las asociaciones agrícolas lo advirtieron el martes, escenificándolo incluso con una cremà simbólica de campos. La agricultura, y en particular la citricultura, está en crisis, y las cifras de la Conselleria así lo acreditan. Durante los últimos 20 años, en la provincia se han perdido 10.000 hectáreas de naranjos y mandarinos, y lo peor es que esta tendencia parece que está lejos de revertirse.

El cultivo por antonomasia de Castellón ha retrocedido en una extensión equivalente a 100 millones de metros cuadrados desde 1999, una época en la que las fincas de mandarina estaban en auge. Fue tras el arranque masivo de árboles que afrontaron los productores a consecuencia del virus de la tristeza, que tuvieron que ser sustituidos.

A partir de ahí hubo unos años de estabilización y, desde principios de la década pasada, un claro descenso que deja la superficie cultivada a niveles de finales de los 80. Desde el sector explican que se debe, por un lado, a que en ese momento comenzaron los problemas de precios y, por otro, al boom urbanístico, que hizo que se edificara mucho en suelo agrícola tras la preceptiva recalificación.

En el caso del naranjo, la evolución es más plana durante los últimos años, tras la pérdida de campos de los 90. Sin embargo, se trata de un cultivo mucho menos extendido en la provincia.

Problemáticas

Las asociaciones explican este fenómeno a partir de problemáticas como la falta de rentabilidad y de relevo generacional o el nulo impulso a la reconversión varietal. El secretario de la Unió de Llauradors, Carles Peris, señala incluso que Andalucía podría adelantar en un plazo de «cinco o seis años» a la Comunitat en producción si continúa esta tendencia. «A nivel autonómico producimos entre 3 y 3,8 millones de toneladas, pero ahora estamos registrando un elevado abandono, los arboles son viejos y tenemos poca reconversión . Eso hace que hoy por hoy no exista capacidad de incrementar el tonelaje», asegura Peris.

En referencia a la renovación varietal, es un asunto debatido en el sector desde hace muchos años pero que no acaba de abordarse de manera efectiva en Castellón, donde más del 80% de la producción es clemenules. En este sentido, la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, planteó el mes pasado a los representantes del sector citrícola la imperiosa necesidad de desarrollar un nuevo mapa varietal adaptado a las exigencias del mercado, que sirva para incorporar y potenciar aquellas variedades que resulten más rentables.

Denuncia

En AVA-Asaja --entidad que ha perdido representatividad en la provincia tras la extinción de Fepac-- afirman que solo el año pasado se arrancaron y quemaron más de 2.000 campos de naranjos en la Comunitat Valenciana. La bajada de precios que perciben los productores está detrás de este triste fenómeno, afirma su presidente, Cristóbal Aguado, por lo que reclama a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA) que investigue y, en su caso, imponga sanciones ejemplares por las «ofertas abusivas» que grandes cadenas de la distribución aplican a los cítricos, que rebajan el margen del agricultor.

Esta campaña, no obstante, no ha dejado malos precios para la clemenules de Castellón, en gran parte por el incremento de la demanda en la Unión Europea.