La cruz del parque Ribalta «es un monumento que sigue siendo en la actualidad un signo de exaltación de la Guerra Civil y de la dictadura, por ser un punto de concentración para la exaltación del franquismo en fechas concretas». «No tiene valor artístico y es un añadido artificial a un parque declarado Bien de Interés Cultural» por lo que «se recomienda su retirada». Son extractos de la carta remitida al Ayuntamiento de Castellón por la dirección general de reformas democráticas y acceso a la justicia de la Generalitat, firmada por su director, José García Añón, con fecha 31 de julio. Un documento que, aunque no vinculante, aporta los suficientes argumentos, según explicó ayer la portavoz del equipo de gobierno y concejala de Cultura, Verònica Ruiz, para «retirar la cruz del parque Ribalta».

«El informe verifica que es un símbolo franquista y que no tiene valor artístico, por lo que será retirada del parque», ratificó. «No somos un gobierno destructivo, por lo que la idea es reubicarla en otro sitio», matizó. Todavía no hay un emplazamiento definitivo, aunque podría ser el cementerio municipal, según se aconseja en el informe del comité técnico de expertos para la valoración de la retirada de vestigios relativos a la Guerra Civil y la dictadura en la Comunitat, elaborado por la historiadora de la Universitat Jaume I Rosa Monlleó, y del que este periódico ya se ha hecho eco en otras ocasiones.

Tampoco hay fecha para quitarla. «Primero hay que presupuestar su retirada, que puede ser para el 2018 o para el 2019», manifestó Ruiz, insistiendo en que lo importante, «más allá que retirar los vestigios franquistas es un acuerdo recogido en el Pacte del Grau, es que hay una ley de memoria histórica que obliga a ello, y hay que cumplirla».

historia // En la carta, que recibió la concejala de Cultura a principios de agosto, y que ayer aportó a la junta de gobierno, se especifican otros aspectos de la historia del monumento. En el primer punto, recoge, literalmente, que «esta cruz se erigió por acuerdo del Ayuntamiento en 1944, dedicándose a los caídos por Dios y por España, por lo que en el origen fue claramente monumento de exaltación de la dictadura». «En 1979 se resignificó, dedicándose a las víctimas de la violencia, pero sigue siendo en la actualidad un punto de concentración para la exaltación del franquismo en fechas concretas».