Nunca había sido tan emotivo. El deporte lleva consigo historias de superación, luchas contra alguna enfermedad... Pero nunca antes había reunido tantas emociones al mismo tiempo en tanta gente.

Ayer, por fin, tras 49 días de confinamiento por el covid-19, la ciudadanía de Castellón volvió a salir a la calle. Volvió a respirar aire puro tras enfundarse unas zapatillas y un chándal, para salir a pasear, correr o ir en bicicleta. Algunos no desaprovecharon ni un solo minuto y a las 6.00 horas ya ocuparon zonas como la conocida popularmente como Ruta del colesterol, donde cientos de personas se congregaron para practicar ejercicio físico, aunque por norma general cumpliendo el distanciamiento de seguridad mínimo indicado por las autoridades sanitarias (2 metros), lo que permitió que apenas se contabilizaran incidentes, salvo tres accidentes de ciclistas, y los afectados están en buen estado.

Similar situación se vivió en municipios como Orpesa, donde muchos optaron por recorrer la vía verde que une la localidad con Benicàssim y que dejó de ser una ruta fantasma tras casi dos meses. Los enamorados del ciclismo de montaña también aprovecharon para subir al Desierto de las Palmas, paraje que como cualquier otro fue custodiado por varios agentes para que se cumplieran las normas establecidas y no accedieran a él personas de otros términos municipales.

Además, los afortunados de vivir en pueblos costeros, se beneficiaron de poder dar un paseo o correr por la arena, ya que el acceso a las playas está permitido, pero no el baño (a excepción de deportes como el paddle surf). Y todavía más gratificante fue para los vecinos del interior, que al vivir en pueblos de menos de 5.000 habitantes, no tienen franjas horarias y pudieron pasear tranquilamente a lo largo de tan esperada jornada en toda España.

Testimonios:

Ángela Roig (Castelló): Acostumbrada a hacer ejercicio durante el año, Ángela necesitaba salir a correr tras casi 50 días de confinamiento. «Tengo 24 años y nunca había pasado tanto tiempo sin hacer deporte al aire libre. Es mi manera de desconectar del día a día y liberar la mente de la rutina», explica. La castellonense, que es una usuaria habitual en el gimnasio, volvió a enfundarse las zapatillas y salió a estirar las piernas por el parque Ribalta, donde recorrió junto a varios runners que esperaban esta cita como agua de mayo. «Si somos responsables, el deporte puede ayudar a pasar mejor y más pronto esta situación», concluye Ángela.

Julio Sánchez (Benicarló): Julio Sánchez es un bombero jubilado con un palmarés deportivo realmente envidiable. A sus 75 años, este veterano atleta confiesa que «echo en falta la libertad de poder salir cuando quiera». Y apunta: «Eso sí, cada día, salgo a pasear 20 minutos con mi mujer y los dos perros que tenemos. También camino durante hora y media en el terrado de casa y he intentado hacer bicicleta con rodillo, pero se me cargan las cervicales». Asimismo, el benicarlando añade que tenía «muchas ganas» de salir a hacer deporte: «Hace dos meses me compré una bicicleta nueva, la miro y parece que me diga ‘úsame ya'», bromea. Informa: María José Sánchez.

Iván Rumbo (Peñíscola): Al gallego Iván Rumbo, jugador profesional de fútbol sala que milita en el Servigroup Peñíscola, el estado de alarma le sorprendió en plena mudanza: «Hacía poco que había llegado a Peñíscola y quería viajar a mi tierra y coger algunas cosas, pero el confinamiento envió al traste todos mis planes», relata. El coruñés asegura que la reclusión ha sido «dura». «Poder salir a correr es un gran alivio. Hacía deporte en la terraza, pero es un espacio reducido y me limitaba mucho porque no podía hacer cardio ni otros ejercicios. Ahora podré mantenerme en forma, algo vital para un deportista profesional», concluye. Informa: María José Sánchez.

Alicia y Manuel (La Vall d'Uixó): Volver a la calle para Alicia, de 39 años y vecina de la Vall d’Uixó, fue una combinación de emociones: los nervios que emanan de un relativo temor por esa realidad invisible que supone el coronavirus y las ganas de volver a disfrutar de la vida más allá de una ventana. En su primer paseo --no salía desde el día 14 de marzo-- la acompañó su padre Manuel, de 70 años. Antes del estado de alarma iban a un parque cercano, pero ayer, aprovechando su proximidad con el paraje de Sant Josep escogieron este destino, aunque «pendientes del reloj para llegar a casa antes de las 12.00 horas», asegura su hermano Manu. Informa: Mónica Mira.

Arturo Garmendia (Orpesa): «Vivimos en la urbanización Torre Bellver y al pertenecer la vía verde a Orpesa hemos decidido venir aquí», explica Arturo Garmendia. «Ya habíamos podido salir con los niños, pero teníamos ganas de hacerlo juntos. Eso sí, se nos han pegado las sábanas y hemos salido a las 09.00 horas, así que hemos paseado solo una horita», bromea. Respecto a las franjas horarias, Arturo comenta que «las han puesto pronto, pero es entendible. A las seis de la mañana no te vas a despertar, pero si quieres hacer deporte no te queda más remedio, hay que adaptarse o sino por la tarde, que viene bien para desconectar del trabajo». Informa: Eva Bellido.

Rosana Tena (Morella): Los pueblos del interior se enfrentan muchas veces a problemas adicionales a los de las ciudades. Pero en ocasiones tiene muchas ventajas, como por ejemplo, en el plan de desconfinamiento. Aquellos de menos de 5.000 habitantes no tienen franjas horarias para pasear o hacer deporte, algo que destaca Rosana Tena. Esta vecina de Morella cuenta que «es un privilegio vivir en el campo y ahora es cuando más nos damos cuenta». Y añade: «A los que nos gusta pasear y correr por la montaña aquí no tenemos problemas para mantener la distancia de seguridad y es un gran privilegio que ahora valoramos más», apostilla. Informa: Javier Ortí.

Pedro Chica (Castelló): Pedro Chica no suele pasar más de dos días alejado de su bicicleta. El joven castellonense es el entrenador del Club Triatlón Castellón y compite en la especialidad deportiva que engloba la carrera a pie, la natación y el ciclismo. Según Pedro, durante el confinamiento ha sido «imposible» seguir su rutina, ya que «no es lo mismo entrenar en una bici estática que salir a completar 50 kilómetros por carretera». Ahora, apunta «es momento de ser pacientes y respetar las recomendaciones indicadas, puesto que las competiciones están aplazadas y no tiene sentido entrenar con la misma intensidad que antes».

José Paricio (Benicàssim): «Padezco la enfermedad pulmonar Epoc, por lo que soy de riesgo y voy con mucho cuidado para mantener la distancia de seguridad con los demás», relata José Paricio. Este turolense, afincado en Benicàssim desde que se jubiló hace 12 años, indica que «es la primera vez que salgo de casa desde que empezó el confinamiento. Mi mujer ha estado comprando a domicilio la comida para evitar riesgos de contagio, y solo ha salido a comprar medicamentos a la farmacia». Además, asegura que Benicàssim es un «auténtico paraíso». «Aquí el aire es más rico en oxígeno que en Teruel y pasear por la playa me da la vida». Informa: Eva Bellido.