Si hay que seguir batallando por los derechos de las mujeres, en Castellón hay cantera. Y es que la manifestación del 8-M puso de relieve la gran implicación de la juventud llegada de toda la provincia, que salió a la calle para reivindicar la libertad de las mujeres, su vida y su visibilidad.

La respuesta a la convocatoria de la Assemblea 8-M de Castelló fue multidudinaria y secundada por castellonenses, hombres y mujeres, de todas las edades, desde niños a jóvenes y ancianos, pertenecientes a la sociedad civil, partidos políticos y sindicatos. Todos unidos frente a la discriminación, el acoso sexual y la violencia machista recorrieron la capital, desde la plaza María Agustina al parque Ribalta, donde se leyó el manifesto del Día Internacional de la Mujer.

Reclamar más apoyo de las instituciones públicas a las mujeres más invisibles para el sistema conformó una de las demandas más patentes en esta edición. Así lo apuntó la portavoz de la Assemblea 8-M de Castellón, Mavi Oliver, quien reflejó lo que apunta el manifiesto consensuado: «Queremos apoyar la lucha de cinco realidades invisibilizadas: las compañeras migrantes, las presas, el colectivo trans, las mujeres mayores y las que se encuentran en el hogar. Todas somos sujetos políticos, por mucho que el sistema trate de ocultarnos».

Además, el colectivo aprovechó para denunciar la situación de racismo y exclusión de migrantes y refugiadas y exigió «derogar la ley de Extranjería y el cierre inmediato de los centros CIE», al tiempo que pidió que «los estados europeos las protejan, porque ninguna persona es ilegal».

Para las castellonenses del movimiento 8-M el machismo se perpetúa aún «en el Estado, el poder judicial, Iglesia y medios». Y criticaron que «ser mujer sea causa de pobreza: que se agrava cuando somos mayores o con diversidad. El embarazo o cuidados no pueden ser objeto de despido o marginación laboral ni menoscabar la proyección profesional».

¿En manos de quién está cambiar las cosas? Las pancartas del 8-M en Castelló se declaraban reveladoras: «Ara som nosaltres les que canviarem la història. Lluitant canviem el món». «No sóc de ningú: ni el meu cos, ni la meua salut ni la meua vida».