La semana pasada, en plena cuarentena por la crisis sanitaria internacional y con el covid-19 como principal problema en toda España, el terrorismo machista volvió a sacudir a la provincia con un nuevo asesinato, el de Carina, de 35 años, en Almassora. La lacra de la violencia de género recordó que no solo no descansa, sino que, como apuntan algunos expertos, puede recrudecerse con el confinamiento obligatorio.

La provincia de Castellón suma 8.054 víctimas de violencia machista, según los del Ministerio del Interior recogidos desde el 2009, cuando comenzaron a contabilizarse. Son, asimismo, 680 más que hace un año (en marzo del 2019 había 7.374). O, dicho de otra manera, se registran 13 nuevos casos cada semana.

En la actualidad no existe ninguna víctima considerada en riesgo extremo, pero sí cuatro catalogadas en alto riesgo (dos más que hace un año) y 118 de grado medio (30 por encima del 2019).

MENORES VÍCTIMAS

Pero no solo las mujeres son víctimas de este tipo de violencia, también lo son sus hijos, quienes pueden constituir objeto de agresiones, amenazas o presenciarlos y vivir en un clima de violencia y coacciones. De hecho, según los datos de Interior, en Castellón existen ya mil menores de edad que se encuentran en una situación de riesgo o especial vulnerabilidad.

Precisamente, los dos hijos de la última víctima mortal de la violencia machista en Almassora se encuentran en esta situación. Estaban en la vivienda donde tuvo lugar el terrible crimen, presenciaron la muerte de su madre y, tras el ingreso de su padre en prisión preventiva por el asesinato de género, han quedado bajo el cuidado de una tía materna.

El crimen machista que tuvo lugar en Benicàssim en el año 2016 tuvo consecuencias similares para los hijos de la víctima. Los niños, de 11 y 13 años, resultaron heridos por arma blanca, después de que su padre matara a su madre e incluso lo intentara con ellos. El progenitor fue condenado posteriormente a 70 años de cárcel y ellos quedaron al cuidado de familiares maternos.

Más de 17.000 denuncias

En la provincia han interpuesto más de 17.000 denuncias en diez años, según los datos del Observatorio contra la Violencia de Género. Sin embargo, una de cada 10 mujeres renuncia a declarar contra su agresor, una dispensa que la ley permite. Eso fue lo que sucedió semanas atrás, cuando un joven de 25 años apuñaló a un policía local de Castelló que había acudido a una casa de la plaza Mallorca de la capital para auxiliar a la pareja embarazada del primero. La mujer había dado el aviso telefónico e informó de que su novio estaba muy violento y no quería irse del domicilio. Sin embargo, tras la brutal agresión con arma blanca al agente, la chica se negó a colaborar y rehusó denunciar lo sucedido.

Los delitos de violencia machista crecieron un 14% el pasado año en la provincia. Los ex son ya el perfil principal de agresor, por delante de novios y maridos.

Dos asesinatos y un intento que acabó en suicidio

Dos asesinatos consumados y uno que quedó en una tentativa y acabó con el suicidio del maltratador. Es el resumen de los crímenes perpetrados en la provincia en el último año.

Al reciente caso acaecido en un adosado del camí Om Blanc en la playa de Almassora, hay que sumar la macabra muerte de Nelea Sareva, una joven moldava de 26 años que fue presuntamente asesinada por su novio en Vinaròs y después desmembrada. Su cuerpo apareció enterrado en Ulldecona y su pareja fue detenida. El supuesto autor ha reconocido ante el juez haberla mutilado, pero mantiene que ya la encontró muerta.

A finales de diciembre, otro caso sacudió a l’Alcora. Un vecino esperó a su exmujer en su portal, la atacó con un cuchillo, hiriéndola en el cuello y, más tarde, se quitó la vida.