Castellón tiene 24.958 viviendas nuevas sin vender. Una cifra que es superior a la que acreditan juntas las comunidades autónomas de Aragón y Asturias (13.085 y 10.084, respectivamente). Y a la de Galicia (21.879), a la de Murcia (21.222) o, sin ir tan lejos, a la de una provincia demográficamente superior como Valencia, que tiene solo 21.870.

Son los datos actualizados a 1 de enero del 2019 dados a conocer ayer por el Ministerio de Fomento, que dan una imagen clara de la dimensión de la burbuja inmobiliaria que hubo en Castellón y de cómo todavía no se ha recuperado de su pinchazo. Todo ello en una semana en la que el sector de la construcción ha pedido mano de obra ante la revitalización de la actividad, como publicó el diario Mediterráneo.

No es únicamente que el estoc sea ostensiblemente elevado --solo las provincias de Barcelona, Alicante y Madrid registran cifras más altas--, sino que no hay señales de que el mercado esté reabsorbiendo estas viviendas.

Las estadísticas muestran que, respecto al 2017, el número de viviendas nuevas sin vender se redujo en Castellón en únicamente en 676 unidades. Un ritmo de disminución del estoc del 2,64%, por debajo de la media nacional, que se establece en el 3,58%. También es cierto que no todos los territorios tienen la misma necesidad de deshacerse de viviendas que la provincia, que concentra hasta el 5,43% del estoc inmobiliario existente en España.

Una tendencia que, por otro lado, no es nueva. En el 2010, y de nuevo con los datos del Ministerio --discutidos por los constructores de Castellón--, había en la provincia 32.275 viviendas nuevas sin vender. Es decir, que durante 9 años se redujo el remanente en poco más de 7.000.

El secretario del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria en Castellón, Carlos Carmona, indica que bastantes de estos inmuebles son propiedad de bancos, «que muchas veces se lo venden a fondos de inversión que los vuelven a poner a la venta». «En Castelló hay mucha necesidad de vivienda nueva. Sin embargo, las promociones que se construyeron en pueblos y se han quedado vacías serán imposibles de colocar», indica.