El Ayuntamiento de Castellón ultima el plan especial que permitirá dar una salida al convento de los Carmelos y se prevé que en los próximos meses, cuanto antes, según las fuentes consultadas, se pueda aprobar el documento urbanístico que dará luz verde a una operación que se gesta desde hace años. La orden de los Carmelitas Descalzos, propietaria del solar de 5.295 metros cuadrados (convento incluido) entre las calles Ros de Ursinos y la avenida Capuchinos, presentó al consistorio el plan especial de esta unidad de ejecución (18-UE-R) que concreta las características urbanísticas y los aprovechamientos de cada zona, edificabilidades incluidas. Sin entrar todavía en el detalle, la orden entregó un plan especial con la principal novedad de mantener el convento --que en el programa urbanístico proyectado en el 2008 se demolía-- y prevén la construcción de viviendas de baja edificabilidad, además de habilitar una zona de jardín público y otra de privado.

Cuando este plan esté autorizado, y según explicaron desde la orden de los Carmelos, se venderá la propiedad a una empresa que será la encargada de desarrollar lo previamente marcado entre Ayuntamiento y Carmelitas. Una operación que «está cerrada, puesto que hay una empresa que ha adquirido los derechos de compra de los más de 5.000 metros cuadrados», explican las fuentes. Esta promotora será la que tenga que solicitar las licencias de obras y gestionar el desarrollo del espacio, tanto la construcción de las viviendas, como la adecuación de las zonas verdes y la rehabilitación del antiguo convento para abrir en el mismo una residencia de ancianos.

14 AÑOS DESALOJADO // Hace casi 14 años, desde abril del 2005, el antiguo convento de los Carmelitas fue desalojado al quedar apenas tres frailes que se trasladaron al monasterio del Desert de les Palmes, y la intención fue vender el edificio para la construcción de viviendas. Tres años después, en el 2008, el Ayuntamiento aprobó en pleno un programa urbanístico que preveía la demolición del convento, pero con la crisis económica, y urbanística, el proyecto no llegó a ejecutarse. En enero del 2017 hubo una negociación con el Ayuntamiento que permitirá mantener el convento.