Castellón ya ha perdido en este año del covid-19 más de medio millón de turistas solo en hoteles y, en conjunto, más de 800.000 -si se cuentan los de apartamentos, cámpings y turismo rural-. El golpe económico de la pandemia ha hecho mella y a los meses cerrados por el estado de alarma y restricciones a la movilidad se ha unido el miedo a viajar pese a los protocolos anticovid, y la menor duración de las escapadas ante la incertidumbre laboral.

En cifras, de enero a agosto, los hoteles de la provincia han recibido a 334.499 viajeros, una caída de más del 60% respecto al mismo periodo del 2019, cuando se hospedaron casi un millón. Hasta agosto Castellón ha recibido 581.663 turistas menos, solo en ocupación hotelera. A estos habría que añadir los 283.379 perdidos en la extrahotelera (hasta julio, a falta de publicar agosto).

Un balance acumulado duro de digerir, pero esperado, que justo coincide con el fin de la campaña estival. En la planta hotelera, las estancias han sido más cortas y las pernoctaciones se han reducido casi un 70% (rozan el millón frente a los tres millones de reservas del año pasado: dos millones menos). Y es que venimos de meses con el contador con cero viajeros, menos establecimientos abiertos y apenas extranjeros.

Los créditos endeudan

El vicepresidente ejecutivo de Ashotur, Luis Martí, valoró que «el peor escenario se va a cumplir: La previsión de Exceltur de cerrar el año con pérdidas de 11.000 millones en la Comunitat, y en Castellón, con 2.000 millones de euros. La catástrofe está servida». Y criticó que «el Gobierno de España no ha reclamado los fondos puestos a disposición del sector por la UE. Son necesarios».

Y añadió que «del plan estatal de 4.000 millones para el turismo solo 300 millones, un 7%, son ayudas directas. El resto son préstamos, que no son la solución porque nos endeudan más y en marzo del 2021 tendremos que devolverlos. ¿Cómo, sin ingresos?». De cara al otoño, confió en los bonoviajes de la Generalitat y el Castellón Sénior de Diputación, aunque serán «insuficientes». Desde Altur-Hosbec también incidieron en reinventar el Imserso, en lugar de anularlo como se ha hecho, y ser «creativos».

Impacto en restaurantes y comercio

La caída de turistas y de reservas —sobre todo, los días contratados, que influyen directamente en el impacto económico—, también han impactado en la hostelería. El presidente de Ashocas, Álvaro Amores, valoró que ahora, pasado el verano, los clientes se limitarán todavía más a la población local, pues apenas hay turistas. El comercio es otro de los perjudicados por este descenso de visitantes y de consumo. Este otoño, además, no habrá grupos de viajeros del Imserso, anulado.