Los castellonenses tendrán que pagar el año que viene 775.000 euros menos solo por el impuesto de bienes inmuebles, rústico y urbano, gracias a la aprobación de la modificación de la ordenanza fiscal que lo regula. Es solo un ejemplo de la descarga de la presión fiscal prevista para el 2017, después de unos años en los que las familias se han tenido que apretar cada vez más el cinturón. Y es que todavía se arrastra la sobrevaloración de la última revisión del IBI, en el 2012, cuando en plena burbuja inmobiliaria se duplicó el valor de las viviendas.

Según explican fuentes municipales, con la reducción del gravamen del IBI urbano en un 5%, pasando del 0,7875 al 0,7475%; y la bajada del tipo de gravamen de rústico en un 25%, del 1,07 al 0,80%, se recaudará menos. Y es más, aseguran que si esta ordenanza fiscal no se hubiera modificado, se hubieran ingresado dos millones de euros más.

Respecto a la tasa de basura, compensa la bajada de ingresos por el IBI, pero solo en parte. El pronóstico del Ayuntamiento es recaudar unos 260.000 euros más que este año por el recibo de la basura, pero los costes del servicio de Reciplasa han subido dos millones de euros, por lo que la diferencia la asume el consistorio, según las mismas fuentes.

El concejal de Gestión Municipal, Antonio Lorenzo, argumentó la subida de la tasa de basura señalando a la «errática política de la Generalitat en este ámbito durante tantos años». «El incremento sostenido de los costes de transporte y tratamiento de residuos exigen una actualización del tributo que ha de atender a ese principio de equidad en el reparto de las cargas», aseguró.

En base a los que se aprobó en el pleno de ordenanzas fiscales, la tasa de recogida de residuos sólidos urbanos se congela en 92,1 euros para 35.000 viviendas (40% del total), las de menor valor catastral; aumenta en 9,2 euros a otras 35.000 (40%), las de mayor valor catastral; mientras que las 17.500 (20%) restantes abonarán 4,6 euros más. También habrá una cuota social reducida para familias con menos ingresos.

Con todo, el Ayuntamiento estima recaudar el año que viene 515.000 euros menos que este 2016 tras rebajar el impuesto de bienes inmuebles, urbano y rústico, y aplicar una subida de la tasa de basura en función del valor catastral de las viviendas. H