Más de un centenar de especies de peces, en su mayoría tropicales, se han visto desplazados, en los últimos años, hasta las aguas del mar Mediterráneo.

Los expertos calculan que del total, en torno a un 30% ya se bañan en las costas de la provincia, hasta donde han llegado procedentes de aguas del Atlántico y del Océano Índico. Los cambios en las condiciones del mar, motivados, entre otros factores, por el cambio climático, han producido el desplazamiento de decenas de especies. Sin embargo, esta no es la única causa que ha producido estos nuevos movimientos en la fauna marina.

“El cambio climático puede afectar”, explica uno de los responsables del Instituto Español de Oceanografía, Enric Massuti, quien advierte que existen otros muchos factores “como la sobrepesca, la posible degradación de los ecosistemas y la contaminación de diversos tipos, que también influyen”. De esta manera, todos los factores ya mencionados “pueden hacer a las especies más vulnerables frente al cambio climático”, revela Massuti.

Asimismo, el experto en fauna marina explica que las nuevas especies que se han trasladado a la costa provincial no suponen, de momento, una amenaza para las especies autóctonas. Algo que sí que ocurre en la zona del Mediterráneo oriental, donde ya se han detectado algunos casos que sí conllevan un peligro para el medio marino. “Un 70% de los peces tropicales y subtropicales que se han desplazado al Mediterráneo se localizan en la zona oriental, hasta donde entran a través del Canal de Suez, provenientes del Indopacífico”, manifiesta Massuti. Por su parte, el biólogo y jefe de Investigación del Área Marina del Instituto Ecología Litoral, Juan Guillén, explica que el estado de las praderas de Posidonia --generadoras de vida en el Mediterráneo-- “muestran tendencias estables e, incluso, de recuperación”, pese a las decenas de especies no autóctonas que se encuentran en la costa mediterránea. En este sentido, Guillén señala que es en la costa de Castellón donde menos población de Posidonia existe, y explica que su desaparición se debe a la influencia del Deta del Ebro, a los efectos de fertilización de cultivos y a la pesca de arrastre”. En estos momentos, los expertos calculan que existen unas 20 especies de algas invasoras en la costa castellonense. H