Centenares de peces aparecieron este pasado fin de semana muertos en la desembocadura del Riu Sec, en el Grau. El problema lo detectaron los pescadores que suelen tirar las cañas en esta zona, los cuales explicaron que el fallecimiento de estos animales responde a que el canal está cerrado al mar, ya que hay una montaña de arena que hace de muro. Por tanto, el agua no puede correr, se calienta por las elevadas temperaturas y los peces no tienen oxígeno para sobrevivir.

Ante la situación, un grupo de pescadores optó provisto de azadas por derribar esta especie de barrera para intentar salvar la vida de centenares de alevines y crías de dorada y lubina, entre otras especies. Las más grandes intentaron cogerlas con las manos y soltarlas en la playa.

«Había multitud de peces muertos que no podían salir al mar debido al muro de arena. Yo nunca lo había visto, por lo que hemos intentado hacer algo», señaló uno de los pescadores que ayer estuvo, desde las 09.00 hasta las 18.00 horas, colaborando en estas tareas. «Había doradas, lubinas, llisa o lenguados», destacó al respecto.

Mientras estaban con las azadas en pleno trabajo, según este vecino de Castelló, llegó una patrulla de la Policía Local. «Los agentes nos dijeron que iban a avisar para que enviaran una excavadora, pero, mientras nosotros estuvimos allí, no vino nadie», lamentó este pescador.