El viaje en Cercanías entre Castelló y València es cada vez más largo. Y no porque de repente haya más paradas o porque haya variado el recorrido, sino porque Renfe necesita más margen de tiempo para cumplir horarios, lo que hace que este recorrido tarde entre 14 y 20 minutos más que hace 15 años. Es uno de los datos, basados en las memorias anuales de Renfe, que ha dado a conocer la Asociació Valenciana pel Transport Públic (Avptp), con los que denuncian que la prestación del servicio es cada vez peor.

Así, un tren que en día laborable parara en todas las estaciones entre las dos capitales de provincia tardaba en el 2004 entre una hora y siete o 12 minutos. En el 2018, este viaje tarda entre una hora y 21 o 32 minutos. El motivo, según Avptp, es que de adoptar los horarios anteriores, ningún tren podría ser puntual.

«La calidad del servicio ha caído en picado y, con ello, los viajeros. A una mala gestión se han sumado unas obras cuyo motivo tiene más que ver con márketing político que con una necesidad real de la sociedad», indican desde la asociación. Esto último hace referencia a las obras para llevar el AVE a diversas ciudades «a costa del servicio de Cercanías».

varios factores // A ello se añade «una mala gestión de base (que es una cuestión política), la falta de recursos humanos y materiales y la recesión económica entre el 2008 y el 2012». La plataforma también hace hincapié en las frecuentes cancelaciones de trenes por falta de material, de personal o de incidencias técnicas.

Todo ello redunda, según los datos, en una merma de usuarios de la red de Cercanías en la Comunitat, ya que ha perdido hasta 8,4 millones de viajeros en tan solo 10 años, pasando de 23,9 millones en el 2008 a 15,5 en el 2018, según la operadora. Desde el 2006, serían casi diez millones.

En la línea C-6, la que une Castelló y València, también perdió pasajeros en el 2018 respecto al año anterior, como ya publicó Mediterráneo. El motivo principal fue los 80 días en los que, durante julio y agosto del 2018, el servicio se vio interrumpido por las obras del corredor mediterráneo. No obstante, la media de pasajeros diaria fue más alta, ya que 13.180 viajeros se subieron cada día al tren, por 12.660.