Si hoy todo pasa por la red y todo depende de una conexión de Internet, no es extraño que una proporción cada vez mayor de la delincuencia se haya convertido en ciberdelincuencia. Y ese nuevo vandalismo (hasta hace unos años apenas existía) se nutre de las formas más habituales de delito: robo, espionaje, extorsión, sabotaje... pero realizado a través de unos instrumentos capaces de penetrar en los ordenadores, tabletas o teléfonos móviles ajenos y controlarlos a voluntad.

La cibercriminalidad va a más y Castellón no es ajena a la tendencia general. “En los últimos años se aprecia un incremento de este tipo de delitos, hasta el punto de que en el 2015 en España se han conocido 60.154 hechos, de los que casi el 68% corresponden a estafas informáticas”, apuntan desde el Ministerio de Interior. Y si en España el vandalismo tecnológico ha crecido un 20% en el último año, en Castellón también ha ido al alza, aunque en menor proporción. Las fuerzas de seguridad tuvieron constancia de 782 ciberdelitos en la provincia, un 13% más que en el 2014, cuando se contabilizaron 692, según datos del Ministerio de Interior. En los casi 800 hechos delictivos conocidos, se investigaron y se detuvieron a 130 personas, 34 más que durante el año anterior.

Pese a que los datos muestran un auge de la ciberdelincuencia, Castellón no es, ni mucho menos, la provincia donde se cometen más delitos relacionados con las nuevas tecnologías. La palma se la lleva Madrid, con 10.095 hechos conocidos. Le siguen Valencia (4.017), Baleares ( 3.025), Alicante (2.802) y Sevilla (2.691).

La rapidez, el anonimato, la comodidad y la facilidad de las nuevas tecnologías hacen que los delincuentes las aprovechen para sus actividades delictivas. Esto se traduce en ataques a sistemas informáticos, robo y manipulación de datos, usurpación de identidad, actividades de pederastia, estafas comerciales y bancarias mediante el phising (suplantación de la identidad), la difusión de virus... Y pese a que el grueso de los ciberdelitos son fraudes informáticos, los sexuales también van al alza. Un dato. En España se han pasado de los 715 en 2012 a los 1.233 del pasado año. La edad de las víctimas también es cada vez menor y el grueso tiene entre 26 y los 40 años. H