Científicos universitarios defienden que modalidades tradicionales de caza como el parany son herramientas útiles que sirven en la investigación y la conservación, especialmente en el caso del estudio de las costumbres migratorias de las aves.

Así de contundente se ha mostrado un grupo de investigadores que ha participado en una mesa redonda en Valencia previa a la presentación de sus estudios ante diversos foros europeos encargados de la conservación de las aves. De la mano de la Asociación de Paraneyrs (Apaval), la Oficina Nacional de la Caza (ONC) ha seguido de cerca dichos trabajos, realizados por distintos investigadores de reconocido prestigio, relacionados con los hábitos migratorios de los fringílidos y los tordos en el Mediterráneo.

Apaval, tal y como manifiesta su presidente, Miguel Ángel Bayarri, utilizará las conclusiones de la investigación para presentar otro recurso contra la Generalitat, que en 2013 paralizó el estudio que apoyaba el parany. “Llevan dos años sin contestarnos y nosotros queremos continuar con la investigación”. “Ahora estamos a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia responda al recurso que ya interpusimos”.

Y es que según los investigadores, los métodos de captura de aves como el parany han servido de medio imprescindible para llevar a cabo los mismos.

Se trata de prácticas tradicionales “que han pasado de generación en generación dentro del medio rural y que constituyen unas actividades perfectamente sostenibles las cuales son desconocidas para el público en general”, han explicado estos días.

Asimismo, han apuntado que “las capturas han sido cien por cien selectivas y realizadas en periodos hábiles de captura, en contraposición con las que hacen algunas asociaciones autodenominadas ecologistas y supuestamente dedicadas a la ornitología, en época prenupcial o, incluso, en los periodos de puesta o cría de aves”. Se trata de un trabajo impulsado por los ingenieros agrónomos Andrés Ferrer Gisbert y J. Batiste Torregrosa Soler, que son profesores de la Universidad Politécnica de Valencia.

Este proyecto ha permitido el anillamiento de más de 20.000 aves en la Comunitat Valenciana desde que se iniciara la investigación en el ejercicio 2012. H