Durante años el esquema fue muy similar. Cuando uno se quedaba en el paro y pensaba en dar un giro a su carrera profesional, la primera opción era cobrar la prestación de golpe y, con ese dinero y el del finiquito, montar un bar. Eso explica porqué la mayor crisis económica en décadas no consiguió que en Castellón el número de locales dedicados a la restauración retrocediera. Cerraron muchos, es verdad, pero los que abrieron fueron más numerosos. El bar convivió como negocio de moda con otros locales que en los peores años de la recesión vivieron su momento de apogeo: tiendas de cigarrillos electrónicos y establecimientos de compraventa de oro. Pero las modas cambian y hoy el grueso de nuevas aperturas las protagonizan centros de estética, inmobiliarias, academias o clínicas dentales. Y cada vez hay más. Crecen en la capital, pero también lo hacen en Vila-real, Almassora o Burriana. Son los negocios del año.

Más allá de las tendencias, que las hay, la realidad es que la recuperación del consumo es un hecho y el número de negocios con los que cuenta la provincia suma cuatro años consecutivos al alza. Este 2018 ya son 39.799, un total de 213 más que un año antes, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) que cada año publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde 2014, año en el que el número de locales tocó suelo, la provincia ha ganado 1.715 negocios.

La recuperación es un hecho, aunque la cifra total de empresa sigue todavía lejos de la registrada hace justo una década, cuando en la provincia se alcanzó un récord de 45.855 compañías abiertas. Por el camino se han quedado decenas de pequeñas empresas, sobre todo, comercios y firmas de la construcción, que no tuvieron más remedio que echar el cierre definitivamente.

Cada día hay más negocios abiertos, pero la estadística oficial demuestra que hay vencedores y vencidos. No todos los sectores crecen al mismo ritmo. Al contrario: hay actividades que viven un auténtico boom de aperturas y hay otras que, en cambio, están de capa caída. Y entre las que están de moda destacan los servicios inmobiliarios. Nada menos que en Castellón ya se contabilizan 2.304 locales dedicados a la compraventa de viviendas y fincas rústicas, 87 más que un año antes, siempre según los datos del DIRCE. ¿Los motivos? El resurgir de las transacciones (6.741 viviendas compradas de enero a septiembre de este año en la provincia, un 22,3% más que en el mismo periodo del 2017) unos precios de venta que se van encareciendo; unos alquileres que siguen y siguen subiendo y un negocio que, en principio, no requiere mucha inversión (entre 30.00 y 40.000 euros) y al que puede acceder cualquier profesional de la provincia.

Las inmobiliarias crecen y crecen, como también lo hacen los negocios relacionados con el sector de la educación. Academias de repaso, de idiomas o de baile suman cada año nuevas aperturas y ya son 1.393 en la provincia, 88 más que hace un año. Y con las casas de apuestas ocurre algo muy similar: en un año Castellón ha ganado tres locales específicos de apuestas (ya son 10) y otros tres salones de juego (el número total asciende a 23).

UN NEGOCIO QUE SACA LAS UÑAS

Academias, inmobiliarias, clínicas dentales... van claramente al alza, pero si en Castellón hay un negocio que funciona es el de la manicura. Nunca antes tener las uñas perfectas fue tan fácil y tan barato. «Se trata de una actividad que vive un auge total. Cada vez somos más, sobre todo en el centro, cuenta Dana Arisanu, propietaria de la firma Va D Uñas, en la calle Enmedio de la capital.

Dana abrió su local hace tres años y asegura que en los últimos dos el crecimiento ha sido espectacular. «En la calle Enmedio somos tres; hay otro local en Colón y otro al lado de Correos. Y en la puerta del Sol que han abierto otros dos », recuerda. «La competencia es cada vez más fuerte, pero clientas no nos faltan», asegura Gisela Martínez, dependienta de otro establecimiento. Detrás de un gran número de estos negocios hay inversores chinos.

Los locales de manicura están llenando los bajos que antaño ocuparon las empresas de cigarrillos electrónicos o compraventa de oro y, además, cada vez quedan menos comercios. En la provincia los establecimientos que se dedican a la venta al por menor son 7.177, casi 200 menos que hace un año. Los bares y restaurantes también se están frenando: de los 3.770 locales de comidas y bebidas que había en 2017 se ha pasado este año a 3.750.