Las cláusulas por el covid-19 empiezan a ser cada vez más habituales en Castellón en los nuevos contratos de compraventa de inmuebles, en especial, cuando se trata de viviendas, y no tanto en los casos de alquiler. El motivo no es otro que contemplar por escrito las opciones en el caso de que un futuro confinamiento derivado de la pandemia afecte a la transacción prevista, y sobre todo, no perder dinero por el camino.

El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (Coapi) de Castellón, Francisco Nomdedeu, explicó que «en los contratos de arras, de reserva de una vivienda o local para su adquisición, sí se pone la cláusula covid-19; es más frecuente; de hecho, ya empezamos a detectarlo en agosto». ¿Por qué? «Cuando se compra un inmueble antes se paga una señal y, mientras se acaba de tramitar la documentación o el dueño se lleva sus pertenencias, se da un tiempo antes de formalizar la operación en el notario. Pero si en el plazo marcado no se firma, se incumpliría el contrato y se perdería el dinero entregado a cuenta», indicó. A fin de evitar estas situaciones con la incertidumbre actual por el covid-19, «las partes fijan que, en caso de decretarse de nuevo el estado de alarma o una restricción de movilidad que impidiera por ejemplo desplazarse desde otra provincia el día de la firma en el notario, no se pierde esa prerreserva, sino que se pospone», explicó el portavoz de los API.

MÁS CASOS EN LA CAPITAL

«En lugar de un mes, se esperaría dos o tres para firmar la venta, sin penalización», según el caso, aunque apuntó que sobre todo se está dando en la capital de la Plana, y en las poblaciones de mayor tamaño y con más actividad.

Sin embargo, Nomdedeu confirmó que a nivel de alquileres, ni en los antiguos ni en los nuevos se están implantando las claúsulas covid-19, «al menos, no en la mayoría», dijo. Y es que «es muy difícil concretar y diferente una rebaja específica del precio si el confinamiento es parcial, total, si afecta más a un sector (comercio, hostelería...) según cómo le afecte la norma. Es difícil interpretar esas claúsulas y en general no se arriesgan a incluirla cuándo está todo a expensas de la normativa que marquen las Administraciones pública sobre aforos, etc. y no se sabe cómo será el futuro». Con todo, sí matizó unos pocos casos, más en los contratos nuevos, «con más margen de maniobra», donde se cita expresamente que se ajustará el precio «en caso de confinamiento: cierre total».

ACUERDOS COMO EN EL 2008

Así, lo más frecuente, según Nomdedeu, es que «igual que ocurrió ya en la crisis económica del 2008 y una tendencia que es muy propia del carácter de los castellonenses, se da una negociación y un acuerdo verbal entre arrendatarios e inquilinos». Las quitas pueden ir del 25% al 50% de descuento en el precio mensual; de perdonar el primer mes si se parara toda actividad económica y, a partir del segundo, pagar prorrateado para devolver las cantidades a plazos.

En general, la fórmula del cara a cara, según las circunstancias que sobrevengan, es lo más habitual en estos supuestos. «Normalmente, los dueños se atienen a negociar», concluyó.