Los empresarios de locales de ocio nocturno de Castellón hacen un balance positivo de la reapertura de sus negocios, tras la publicación en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana de la normativa que posibilita su reconversión temporal en establecimientos de hostelería, con sus limitaciones de aforo al 30% y de horarios acotados al toque de queda.

Nell Urbina, responsable de Santos Club, comentó que la gente «ha respondido en este primer día, en el que además de tomar copas hemos ofrecido hamburguesas a nuestros clientes». Su horario fue de 17.00 a 23.30 horas, distinto al que tenía esta sala en el mes de marzo. «Hemos hecho una inversión en mesas, con un máximo de seis ocupantes cada una, y hemos notado que la media de edad es diferente», respecto a lo que era habitual en marzo: «Predominan los mayores de 25 años».

Ayer recibieron a unas 200 personas, de un aforo máximo de 233 en esta nueva situación. Uno de los aspectos que valoró de manera más satisfactoria fue el nivel de reservas en esta primera jornada, que fue «del 75%, y muchos de ellos, de gente asidua». También incidió en que cuentan con refuerzo de vigilancia para garantizar que se cumplan las normas en esta nueva situación.

El presidente de la asociación On Castellón, Carlos Sánchez, comentó que los locales que han dado el paso de recuperar su actividad «rondan el 60%». Mencionó que el viernes «fue flojo, porque la mayoría de gente trabaja y muchos no sabían que algunos ya estaban abiertos», pero que el sábado la actividad fue mejor.

Larga ausencia

Algunos de estos negocios pudieron abrir en una parte del verano, especialmente en las zonas más turísticas de la provincia, pero la mayoría no había tenido la oportunidad de volver a funcionar tras el primer estado de alarma de marzo. Para Carlos Sánchez, la sensación «es algo extraña», por los cambios de horario, y ante las restricciones al baile y el uso de la barra.

Por ello augura «un cambio en las costumbres, de modo que los viernes habrá menos actividad de lo que venía siendo habitual», mientras que hay expectativas en los domingos. Un territorio apenas explorado por pubs y discotecas. Ahora puede abrirse un filón por parte de quienes deseen apurar las últimas horas del fin de semana, entre la paella familiar y una nueva semana de trabajo.