Los pabellones Ciutat de Castelló y Pablo Herrera, ubicados en la capital de la Plana y en el Grao, se están quedando obsoletos en algunos aspectos. No en vano, el pasado sábado se vivió una situación «vergonzosa», como la califican los clubs locales, en la que las lluvias que cayeron sobre Castellón prácticamente inundaron el recinto grauero y dejaron casi impracticable el Ciutat.

Lejano es el problema de ambas instalaciones, que llevan años con alguna gotera que en momentos de lluvia obligaba a los clubs a utilizar cubos para evitar daños mayores y tener que estar pendiente de secar zonas de los parquets de juego mojadas. Pero con el paso de los años, las pequeñas reparaciones que se han hecho a estos recintos no han bastado, yendo a más las goteras, en especial tras el vendaval que vivió la provincia el pasado otoño.

En los dos casos urge el cambio total de las cubiertas, que ya cuentan con un importante número de goteras y, a la más mínima que llueve, las pistas de los pabellones se llenan de agua y en el caso del Pablo Herrera se inundan, como el pasado sábado.

soluciones presupuestadas / Se trata de situaciones similares para las que la solución cuesta alrededor de 300.000 euros cada una (lo que costaría el cambio de cada cubierta y en el caso del Pablo Herrera se pondría también un nuevo pavimento), y que están presupuestadas. Pero dichas reparaciones no llegan. «Nos dijeron a primeros de año que arreglarían la cubierta del Ciutat en verano, pero ha pasado el verano y sigue igual», explica Ismael Sebastiá, vicepresidente del Bisontes.

Una versión que corrobora Luis García, presidente del TAU Castelló: «Todos los clubs que usamos el Ciutat tenemos un problema porque con agua no se puede jugar y en caso de lluvia se tendrán que suspender partidos oficiales. Ello conllevaría a abonar los gastos del rival cuando regrese a jugar además de sanciones». «Hace dos años había una gotera y se podía jugar. Ahora hay cuatro y si llueve es imposible», añade.

Peor está el Pablo Herrera, que a poco que llueve se inunda el recinto y abomba un pavimento obsoleto que se puso en el año 2000. «Caen cuatro gotas y se inunda. Nunca estuvimos tan mal. Da vergüenza que un rival llegue y vea eso y tenga que volverse a casa, como le pasó el sábado al Torrent», explica José Miguel Varella, presidente del Volei Grau.

Es el mismo caso que viven sus compañeros de instalación, el CV Mediterráneo, club presidido por Santi López, que en sus perfiles en redes sociales clamaron el pasado sábado: «Vergüenza lo que está pasando. Que los políticos incumplan sus promesas. Es una vergüenza la imagen que damos, pero sobre todo da rabia ver que nuestros jugadores no van a poder disfrutar en condiciones de un pabellón digno cuando otros deportes sí lo disfrutan».