Al límite. Así se encuentra la sanidad pública castellonense en un momento en que la pandemia no oprime como lo hacía en la primera ola del coronavirus, la pasada primavera. Las quejas de médicos, enfermeros y auxiliares son recurrentes y se unen al malestar de los pacientes por la saturación de la atención primaria, pese a que la presión asistencial por el covid-19 está muy lejos del nivel que alcanzó en marzo y abril.

Pero no solamente los centros de salud están al borde del colapso, ya que los quirófanos de la provincia presentan la mayor lista de espera de toda la Comunitat Valenciana con el Hospital Provincial y sus siete meses de cola a la cabeza --seguido del Comarcal de Vinaròs, con 207 días y el General de Castelló, con 206--. El mismo problema presentan las pruebas diagnósticas, que sufren un importante embudo con ecografías que se dilatan durante varios meses y colonoscopias a un año vista.

Las necesidades están identificadas y parecen claras: más medios materiales y, sobre todo, más plantilla para desatascar el panorama actual. Sin embargo, el aumento de personal plantea serias dificultades: las bolsas de trabajo de enfermería y medicina están vacías en Castellón en esta segunda ola y no hay jubilados voluntarios dispuestos a colaborar.

PRUEBAS DIAGNÓSTICAS

Silvia, de 60 años y vecina de Castelló, sufre desde hace meses intensos dolores en la cadera, que le bajan por la pierna derecha y le causan problemas para andar y, en ocasiones, conciliar el sueño. Su médico de cabecera la reconoció meses atrás, le dijo que tenía un importante desgaste de huesos y le pidió una radiografía. Tras realizarse dicha prueba y volver a su centro de salud, el facultativo le dijo que quería asegurarse y descartar otros problemas, por lo que le pidió una ecografía para salir de dudas. Eso sucedió el pasado mes de junio y tres meses después la paciente todavía no ha sido citada por el servicio de radiología del Hospital General, como ha explicado a este periódico.

El de esta castellonense no es un caso aislado. Pruebas como las colonoscopias por sedación ya se dan a un año vista en la provincia, mientras que las rectoscopias sin sedación tardan de dos a cuatro meses. Desde CSIF denuncian, asimismo, que las electromiografías tienen una lista de espera de doce meses y que la unidad del sueño (neurofisiología) tiene la actividad parada desde hace medio año.

Ante semejantes retrasos el malestar de los usuarios es palpable. «No entendemos cómo puede ser que la sanidad pública presente semejante atasco cuando hemos pasado todo el verano casi sin ingresos por covid. No creo que los quirófanos los estén liberando para pacientes con coronavirus o que las consultas de ciertos especialistas que nada tienen que ver con la pandemia estén colapsadas de infectados», reflexiona María, usuaria del centro de salud de Palleter, en la capital de la Plana.

QUEJAS SINDICALES

Desde SATSE inciden en que la pandemia restringió numerosas consulras externas que han causado un cuello de botella y minado la capacidad de rápido diagnóstico. «Tenemos un hospital de campaña abierto (aunque sin pacientes), lleno de camas para enfermos de covid-19 que se han quitado de medicina interna, cardiología etc.. Las patologías que no son coronavirus están pagando con intereses los esfuerzos por hacer frente a la pandemia. Reforzar la atención para coronavirus está bien, pero no a costa del resto de enfermos», dice el secretario provincial, José María Calas.

Desde CCOO, Encarna Barragán confirma que el covid-19 ha retrasado de forma notable todo tipo de pruebas diagnósticas. «La zona de endoscopias del Hospital General, por ejemplo, se convirtió en UCI covid y eso, inevitablemente, pospone pruebas y hace tapón», apunta la representante.

Más duro con Sanidad se muestra Francisco Sacacia (UGT), quien tilda de «tercermundista» el servicio de Urgencias en la provincia y habla de una «falta de organización total» en la gestión de la pandemia. «No es normal que en los centros de salud no haya aún atención presencial general porque es esencial. A los profesores sí se les ha hecho volver al colegio con precauciones y la sanidad debería funcionar igual. Hay muchas cosas que los sanitarios deben ver en persona porque un teléfono no vale para todo. A los pacientes les hacen llamar, pero en las centralitas no se atiende luego el teléfono. No es de recibo», critica el representante, quien considera que Castellón tiene «unos sanitarios fantásticos, pero una organización pésima».

ATENCIÓN PRIMARIA

Palleter, Columbretes o Fernando el Católico son algunos de los centros de salud de Castelló que presentan mayor saturación. Es habitual ver a pacientes haciendo cola en la puerta y son muchos los usuarios que denuncian serios problemas para acceder a la asistencia telefónica --otros como Rafalafena tienen una presión asistencial menor--. La propia consellera Barceló reconoció la pasada semana en Les Corts que la carga de trabajo se había trasladado a los centros de salud y llegó a pedir perdón a los profesionales.

El Colegio de Médicos de Castellón habla de una atención primaria «al borde de la saturación» y exige, junto al resto de colegios de la Comunitat, refuerzos inmediatos a la Generalitat Valenciana antes de iniciar acciones más contundentes.

LAS PROTESTAS

A la consellera Barceló y al ministro Salvador Illa se les acumulan las protestas del sector sanitario, pues a las quejas generales por la falta de medios hay que sumar la huelga de los MIR que comenzó el pasado 20 de julio --el pasado martes llegaron a algunos acuerdos en una reunión, pero no suficientes para desconvocarla-- y las recientes concentraciones de los celadores por no estar incluidos como personal de riesgo. Estos últimos se concentraron este jueves a las puertas del General y de la Plana de Vila-real para reivindicar su labor durante la pandemia como una de las profesiones «más expuestas al virus».

OLTRA HABLA DE LOS MIR

En referencia a la huelga de los médicos residentes, que ya dura más de 50 días, la vicepresidenta Oltra dijo este viernes tras el pleno de Consell que está «convencida» de que habrá acuerdo con ellos y reconoció: «No conviene defraudar a los MIR». La portavoz del Consell aseguró en rueda de prensa que «muchas de sus peticiones son muy razonables».

LOS RASTREADORES

Esta semana se han incorporado en la Comunitat --concretamente, en la base militar de Bétera-- 30 efectivos de la UME que colaborarán como rastreadores. Sanidad incide en que antes de final de mes espera que hayan llegado 150 militares.

Sin embargo, el colectivo médico puso sobre la mesa sus dudas acerca de la actual plantilla de rastreadores este jueves en un coloquio telemático de Colegio Oficial de Castellón. Los cuatro facultativos intervinientes dijeron no conocer a ningún rastreador ni haberlo tratado nunca.