La culpa no es del material cerámico, sino del acabado durante la ejecución de la obra. Y es que empresas y profesionales de la industria cerámica de Castellón temen que se asocie azulejo y desprendimientos tras la caída de partes de la cubierta cerámica del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia, y que ha obligado a retirar la piel de trencadís que lucía el edificio de Calatrava, valorado en 500 millones. Ni siquiera hoy se sabe si volverá a recubrirse de cerámica.

Es la postura de Proalso, la asociación nacional que agrupa a los especialistas en la colocación de revestimientos cerámicos y que defiende los intereses de instaladores y la calidad de los materiales de los fabricantes de baldosas.

Desde Proalso lamentan el “secretismo” que se sigue en todo el proceso, de forma que no se conocen ni los materiales utilizados en su proceso de instalación ni los pasos dados durante el acabado de la obra. También resaltan que “un edificio de estas características es muy arriesgado, pero desde luego los problemas se hubieran podido evitar”, mediante una “correcta elección de materiales”, tanto en la estructura del edificio como en los adhesivos y sistemas de aplicación de los acabados.

Según el secretario de Proalso, Matías Martínez, varias serían las causas, pero destaca una: “Atreverse a poner una cubierta de esas dimensiones de acero y, después, recubrirla de cerámica; y por si fuera poco, en forma esférica. Es evidente que los coeficientes de dilatación del acero no son los mismos que los del mortero ni la cerámica”, y eso genera “mucho estrés” sobre los materiales. También puede haber influido “el material adhesivo utilizado” o el modo de acabarse, “algo que desconocemos”. Así, pues, parece que las diferentes respuestas de los materiales al frío y calor propiciaron las arrugas sobre la piel cerámica y su posterior caída.

Martínez defiende la validez de la cerámica como material de exteriores, pero afirma que una obra “emblemática” como esta “debe cuidarse mucho”, porque cualquier problema tiene “mucha trascendencia”, algo que ahora, según teme, tire por tierra el trabajo de formación de profesionales impulsado desde Proalso y el camino recorrido para prestigiar la cerámica en la arquitectura por un mal planteamiento y por causas ajenas. “Esto se podría haber evitado”, se ratifica. H