La comunidad islámica de Castellón reclama un cementerio musulmán propio donde realizar sus ritos funerarios, y donde puedan descansar sus seres queridos «en paz y orden» tras la llamada de su dios, Alá. Hoy por hoy, los restos de sus fallecidos deben viajar a Griñón (Madrid), Zaragoza o, desde hace ya unos años, a Valencia, o bien se les repatria a sus países de origen, a su tierra, a la que, por sus propios rituales, están intrínsecamente apegados, para que se les dé descanso eterno según sus creencias, «con el alto coste que ello supone el entierro, entre los 3.000 y los 5.000 euros, y que a veces se reúne entre los familiares y amigos o en la mezquita».

Ahmed Mohamed, coordinador y secretario del Centro Islámico de Castellón, explica que «es una reivindicación de años», a la que «los diferentes gobiernos municipales, los de antes y el actual, han hecho oídos sordos». «Hay voluntad municipal, nos consta, pero sin hechos concretos, sin terrenos adecuados ni previsión a corto plazo», explica. Apenas 18 municipios españoles tienen camposanto musulmán, y Castellón quiere ser uno de ellos, «cuanto antes, mejor».

Os hemos creado de ella, y a ella os devolveremos. Así reza el versículo del Corán equivalente al cristiano Polvo eres y en polvo te convertirás. El ritual islámico del enterramiento es muy diferente al católico, y es un servicio que ya ofrecen las principales funerarias de Castellón. Después de lavar el cuerpo, siempre por personas del mismo sexo que el finado, lo entierran envuelto en un lienzo blanco purificado --aunque en España se usa, siguiendo la norma sanitaria, en lo que ellos llaman una caja fúnebre--, en una tierra sagrada y «orientantando la cabeza hacia La Meca», según explica el coordinador del Centro Islámico castellonense.

POR RESPETO // Además, y «muy importante», dice que «debe estar separada de las otras religiones, como señal de respeto respeto». «Solo pedimos un espacio propio, con entrada autónoma, aunque esté pegado al cementerio municipal», señala Mohamed.