Vicente Nomdedeu (l’Alcora, 1959) acaba de ser reelegido presidente de la patronal cerámica Ascer. Afronta su primer mandato completo con el reto de adaptar a los nuevos tiempos a una organización que representa un sector muy centrado en el producto, y no tanto en el cliente. Manteniendo lo que funciona (en plena desaceleración el Tile of Spain crecerá alrededor de un 3%), el reto pasa por diseñar una estrategia de inteligencia competitiva que permita adelantarse a las tendencias de mercado.

--Ahora afronta una nueva etapa. ¿Qué nuevos objetivos se plantea para la asociación, tanto a nivel interno como externo?

--He estado dos años al frente desde que nos dejó Isidro. En este tiempo he podido comprender mejor la organización. Mi objetivo es que Ascer esté más cerca de los asociados, entender mejor sus necesidades. Debemos poner el foco de manera más intensa en ellos. El sector está en un proceso de cambio profundo y constante, y por lo tanto, la entidad debe estar a la altura de las circunstancias. Ello nos lleva a pensar que el poder disponer de un departamento de inteligencia de marketing estratégico sea uno de los objetivos que nos marcamos en esta nueva etapa.

--En los últimos años crece la competencia exterior. ¿Es este el motivo por el que el sector castellonense tiende en los últimos años a la concentración? ¿Seguirá esta tendencia?

--Las estrategias de concentración e integración son una herramienta para ganar competitividad. En el sector, además de integraciones horizontales, también estamos asistiendo a integraciones verticales en las que se agrupan empresas que operan en diferentes fases de la producción, por ejemplo, atomizadoras con fabricantes. Mediante la concentración se gana en economía de escala y se optimizan costes de determinados procesos u operaciones. Y además aparecen sinergias que permiten ganar en eficiencia y en eficacia. Por lo tanto, es de suponer que mientras no tengamos productos o mercados nicho, y esto no será fácil, va a seguir esa tendencia.

--Si acaso, parece que si en este aspecto hay una novedad es una cierta consolidación de tentaciones proteccionistas que afectan al sector. ¿Está en riesgo el modelo de librecambio?

--La escalada proteccionista de los mercados es uno de los asuntos que más nos preocupa. Desde Europa debemos defender un modelo comercial justo y equilibrado en el que todos juguemos con las mismas reglas, y por lo tanto, es ahora más importante que nunca que la Comisión Europea se valga de todas las herramientas que tenga en su mano para defender a sus sectores. Este modelo debe partir de un concepto ampliado, teniendo en cuenta que el enemigo a batir no es sólo el dumping económico, sino también el ambiental, el energético y el social que prolifera en esos países.

Es por eso que diría que el modelo de libre comercio ya ha entrado en fase de riesgo. Y los nuevos acontecimientos en Europa van a acelerar este proceso. Cada vez que estamos parcelando un trozo de Europa estamos poniendo dificultades al libre comercio. Además de que estamos debilitando nuestras fuerzas como área competitiva. Los proteccionismos exteriores nos debilitan, los movimientos de segregación internos europeos, también.

--Venimos de dos semanas en los que se ha hablado mucho de clima. ¿Cómo debe ser la transición energética del azulejo?

-En primer lugar, me gustaría señalar que la expansión de la industria no es incompatible con la sostenibilidad. Nuestro sector es paradigma en el uso de energías renovables mediante la cogeneración de alta eficiencia, que puede suponer un ahorro de energía primaria superior al 20%, y estamos adoptándolas también para el autoconsumo en nuestras empresas. Pero la realidad es que a día de hoy no existe ninguna fuente de energía ni tecnología sustitutiva del gas para nuestros procesos productivos.

--Precisamente en el ámbito energético, todo parece indicar que finalmente la nueva regulación no será tan beneficiosa para los intereses de la industria como se presumía. Durante este tiempo de debate ha habido muchas presiones en público (del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi) y en privado (Gobierno). ¿Cree que han podido influir?

-Las presiones han venido fundamentalmente de las compañías energéticas, que son las que verdaderamente tienen peso. A la vista de la última propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica, que prorroga los peajes actuales y condena a la industria a seguir pagando una sobre-retribución, es fácil deducir que sí se ha influido en la decisión final. De momento, los peajes no bajan, y mientras la industria vivimos estos retrasos en el desarrollo de las nuevas circulares con seria preocupación, ya que de dichas medidas depende nuestra competitividad. Es más fácil decantarse por los vendedores, grandes compañías que por los consumidores, compañías de tamaño más pequeño.

Todo esto sería más sencillo, si alguien en la administración nos escuchara y se definiera, de una vez por todas, un Plan Industrial Nacional con los objetivos bien definidos y con una visión clara para poder alcanzar el deseado 20% del PIB Nacional.

--¿Qué previsiones maneja el sector para el ejercicio 2020?

-Estamos en una etapa de desaceleración de la economía global que afectará a nuestras ventas en el extranjero. Y por otro lado, en España, el índice de crecimiento también ha caído. En global, no podemos esperar un gran crecimiento el próximo año. Además existen muchas incertidumbres en los países donde destinamos nuestros productos y en otros que podrían ser clientes nuestros, lo que nos dificulta realizar previsiones.

--En el ámbito internacional, Estados Unidos se consolida este año como uno de los mercados más importantes. ¿Seguirá siéndolo, pase lo que pase con los aranceles de Trump a China? De ser así, ¿sería el momento de pensar en multilocalizar fábricas en este país o países cercanos para mejorar costes logísticos?

-Estados Unidos y Canadá son los mercados con mayor potencial de crecimiento. El primero de ellos. es un país con un alto consumo de cerámica y, por otro lado, no tienen industria local para abastecer la demanda. China va a ver muy limitado el acceso al mercado estadounidense debido a la imposición de aranceles por lo que es previsible que parte de esas ventas las podamos absorber.

Indudablemente un acercamiento del centro de producción al mercado reduce costes logísticos y de transporte, pero el momento lo tiene que definir cada empresario atendiendo a sus necesidades, y seguro que habrá decisiones distintas, ya que depende de muchos factores.