En 2014 dos gigantes tecnológicos, Facebook y Apple dieron un paso más allá de los habituales incentivos para empleados y anunciaron una subvención para todas aquellas trabajadoras que optaran por congelar sus óvulos y retrasar la maternidad. Aquel anunció sonó a ciencia ficción, pero el tiempo ha demostrado que lo único que hicieron las dos empresas fue adelantarse a los tiempos. Hace un par de meses, el Club de las Primeras Marcas de Valencia, que engloba a empresas como Consum, Dacsa, Chovi o Sesderma, firmó un acuerdo con el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) para ofrecer a su plantilla condiciones ventajosas en la preservación de óvulos.

Más allá de la empresas que ofrecen facilidades a sus empleadas para que congelen sus óvulos, la realidad es que muchas mujeres sienten que a los treinta lo que toca es conseguir estabilidad en el trabajo y dejar la maternidad para más adelante. Por eso la vitrificación de óvulos va cada año a más en España y en Castellón la tendencia es la misma. Si a nivel nacional el incremento ha sido del 70% en apenas cinco año, en la provincia el porcentaje también se ha disparado. «Cada vez este tratamiento es más frecuente y cada vez las mujeres demandan más información», apunta el doctor Luis Grimalt, director del Instituto Grimalt para el tratamiento de la infertilidad.

Si en el Instituto Grimalt cada vez se hacen más tratamientos de vitrificación de óvulos, en el IVI de Castellón ocurre exactamente lo mismo. «En cinco años, desde el 2012 y hasta el 2016, la cifra de mujeres de la provincia que han preservado sus ovocitos ha crecido en un 60%», aseguran. Y la previsión para los próximos años es que la cifra siga creciendo.

La congelación de óvulos empezó a utilizarse hace apenas una décadas para dar una alternativa a las mujeres que tenían algún tipo de problema médico, la mayoría de ellas enfermas de cáncer y que se sometían a tratamientos de quimioterapia. Pero en los últimos años el perfil ha cambiado y ahora quien hace uso de esta técnica suele ser una mujer de entre 33 a 36 años. «La mayoría tiene un alto nivel de estudios y un trabajo y decide posponer la maternidad porque en este momento prioriza el trabajo o la formación», describe el doctor Grimalt. También hay muchos casos de mujeres sin pareja. «En la clínica IVI de Castellón el 75% de las mujeres que preservan no tienen pareja y el 50% tienen entre 35-39 años», argumentan.

Frente al progresivo aplazamiento de la maternidad, la fertilidad de las mujeres no espera. «A partir de los 35, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye y, a partir de los 38 años, todavía lo hace más», dice el doctor Grimalt. Y eso explica porqué la vitrificación va a más, como también lo hacen todas las técnicas de reproducción asistida. «Lo más frecuente en Castellón es la fertilización in vitro y, además, el Hospital Nisa Rey Don Jaime es el único centro que lo realiza sin la necesidad de tener que salir de Castellón», explica Grimalt.

LA EDAD IDEAL // Pero, ¿hay una edad ideal para preservar los óvulos? Fulvia Mancini, directora Médica de Eva Fertility Clinics, con un centro en Castellón, asegura que «lo mejor para optar a la vitrificación es ser menor de 35 años», y destaca que la vitrificación es uno de los avances más notables en medicina reproductiva de los últimos años. «Ofrece la libertad de ser madre en el momento que se desee, sin tener que preocuparse por el reloj biológico y el descenso de la fertilidad», añade esta experta.

El problema es que no es una técnica barata. Su costes oscila entre los 2.500 y 3.000 euros por el tratamiento y al menos 250 al año por mantener sus óvulos dentro de un bidón helado.