Stefania Brunori Breva nació en Castelló hace 46 años. «De hecho aún estoy empadronada allí y me siento muy de la terreta», reconoce. Sin embargo, en ocasiones le cuesta incluso encontrar el término correcto en castellano, pues lleva ya una década en Dubái: «Me vine para unos meses, y aquí sigo, sin perspectiva de volver».

El motivo que le ha mantenido todo este tiempo en la ciudad emiratí es laboral, pues ha «encontrado una cantidad de puertas abiertas impensables en Castellón e incluso en España». Licenciada en Empresariales, Stefania ha completado su formación con estudios en diseño, coaching y yoga. «Mi padre es italiano y quizá por eso siempre he sido muy inquieta. Decidí estudiar en València, después me fui a Barcelona y desde allí ya vine a Dubái, donde compagino mis dos principales facetas laborales». Lo cierto es que en Dubái no le ha ido nada mal «gracias a los contactos» que ha conseguido. Muchos de ellos en altas esferas.

«Gestioné las redes sociales de una empresa de productos de belleza elaborados con leche de camello, The Camel Soap Factory, y también elaboré un proyecto para Nokia», recuerda. En la actualidad sus dos principales ocupaciones son el yoga —«soy instructora en el Bulgari Hotel, uno de los más lujosos de aquí, creé mi propia startup y doy clases privadas a clientes»—, y en su propia consultoría: «Entre otros trabajo con Seed Group, que pertenece a una de las familias más importantes y poderosas de Dubái».

Consejos para advenedizos

Para los lectores que estén pensando en seguir los pasos de Stefania Brunori Breva, la castellonense avisa: «Para venir aquí hay que hacerlo con un contrato. Si llevan idea de trabajar por ejemplo un tiempo de camareros para después desarrollar otras profesiones, ciertos trabajos están muy mal pagados. Empleados de hostelería o taxistas cobran una media de 400 euros trabajando prácticamente siete días a la semana. Suelen ser inmigrantes, porque realmente la población de Dubái nacida aquí no será más del 5%». De hecho, la empresaria quiso aprender árabe hasta que descubrió que «no podía practicarlo porque aquí todo el mundo habla inglés».

Nada como una fideuá en el Grau

A pesar del éxito conseguido en los negocios, Stefania no oculta que el hecho de estar tantos años tan lejos de casa le ha pasado factura en algunos momentos: «A veces es muy duro. Lo que más echo de menos es la familia y los amigos, pero justamente son los que me han dado las raíces tan potentes y sólidas que me ayudan cuando peor lo paso. Si necesito tomar oxígeno me valgo del yoga y cuando puedo vuelvo a Castellón». Una vez en la terreta es fácil encontrarla en los siguientes puntos de la provincia: «En la playa o en el Desierto de las Palmas».

A nivel gastronómico destaca la empresaria que «en Dubái no se come mal, pero en Castellón, mejor. Me muero por comerme una fideuá en el Grau. Aquí la comida es internacional, hay muchas franquicias, pero no te encuentras con las paellas y las comidas caseras de mi tierra», lamenta. Los productos estrella en las mesas del rico emirato, asegura, son «el hummus, un arroz con pollo y frutos secos, y el té karak, que lleva azafrán, cardamomo y jengibre. Muy rico».

Turismo por Dubái

Si está pensando en viajar a uno de los emiratos más conocidos, Stefania recomienda «unos cinco días de estancia como mínimo. Es imprescindible visitar el Dubái arquitectónico con el rascacielos más alto del mundo, el Burj Khalifa, o el hotel con forma de vela de Burj Al Arab. También recomiendo ir al desierto, coger un bote para navegar por la bahía y ver la ciudad desde el mar, y andar por a la zona antigua. Por último iría a Abu Dabi a disfrutar con la imponente Gran Mezquita y el moderno museo Louvre Abu Dabi». Afirma también que la gente allí «es muy tolerante» y no ha tenido «ningún problema», por ser mujer pese a las diferencias culturales.

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