Corriente arriba, en realidad, el paisaje es el protagonista. Corriente arriba del río Mijares, por caminos y senderos, por la carretera, siempre entre montañas, a cuya falda suelen alzarse las poblaciones, sencillas, pero de gran atractivo, atravesando estrechos y pequeños valles o gargantas. Tierras por las que lucharon obispos como guerreros y que caballeros defendieron como obispos. Pueblos y gentes que unos y otros olvidaron, también en nuestros días. Tierras y pueblos mayoritariamente habitados otros tiempos por moriscos y que sólo en épocas relativamente recientes, ya en tiempos modernos, quedaron pobladas por cristianos. Tierras, en fin, cuyo impresionante templo es la naturaleza misma, y su oración más expresiva el grito que se eleva y repite, coreado por mil ecos, de monte en monte.

EL MILLARS. El doctor Manuel Rozalén, en su época de médico de niños y poeta con público que le escuchaba, me dedicó en su tiempo una hoja de papel, a mi nombre y profesión de librero, un poema en valenciano, que le adjudicó fama y prestigio. Decía esto de El Millars:

La Plana és una donzella

que viu voreta la mar…!

La Plana és una donzella

la tenen que festejar…!

De les muntanyes més altes

baixa un xic que és mol honrat.

És el novio de la Plana,

i li diuen… el Millars!

El río Mijares toma origen de unas fuentes que nacen en el término de Sarrión, provincia de Teruel, y el primer lugar que baña es el de Manzanera, donde se le unen los riachuelos de las Truchas y del Paraíso. Después recibe las aguas de la caudalosa fuente llamada Escaleruela, dejando en su ribera izquierda el pueblo de Olba, se introduce en la Comunitat Valenciana, y dejando huellas y recuerdos de la Puebla de Arenoso y los también Campos de Arenoso, llega hasta Montanejos, Arañuel y Cirat, que están situadas en la ribera derecha. Después viene Torrechiva, que ocupa la ribera izquierda. Y Toga y Espadilla, en la derecha, en donde se les une el barranco de Ayódar. Les sigue Vallat, en cuyo término se le une también el río de Villahermosa. Se encuentran después Fanzara y Ribesalbes y, pasando por el término de Onda, se introduce el río en Vila-real y sigue su curso formando línea divisoria entre los términos de Vila-real y de Burriana, con el de Almassora, desembocando por fin en el mar Mediterráneo, al sur de la torre de Almassora, después de recibir las aguas de la rambla de la Viuda, a la cual que le une un poco más abajo la hermosa ermita de Santa Quiteria.

UN TRAMO DEL RÍO. Entre los especialistas y profesionales de la enseñanza que han hablado del Mijares se encuentra el que fuera catedrático de prestigio y celebrado autor de muy documentados libros Teófilo Sanfeliu, cordial amigo mientras vivía y profesor también de alguno de mis hijos, tanto en el Instituto Ribalta como en la Universitat Jaume I me dejó dicho que, en la confluencia del barranco de las Salinas con el río Mijares se encuentra la población de Cirat a 399 metros de altura. En este lugar un sistema de fallas ha originado la formación de diferentes bloques que, erosionados por el río y sus afluentes, facilitan la presencia de areniscas rojas, y ofitas verdes. Bueno, ya dicen que los que saben de esto, que se denomina ofita la roca compuesta de feldespato y piroxena. Bien, pues, entre unas y otras cosas, incluidas arcillas amarillas y calizas grises, forman los relieves que circundan el amplio valle de frutas y frutales. Así, el llamado El Campero, con sus 915 metros, coronado por arenas blancas, constituye el relieve más elevado. Y las fuentes de la Carrasca y de la Salud ofrecen la calidad minero-medicinal de las aguas del río, tan beneficiosas.

Desde aquí la carretera nos conduce, tras atravesar la Cuaz, donde el río diríamos que se encaja, Arañuel, situado a 406 metros de altura, a la derecha de las aguas. En un recorrido zigzagueante, se llega a la Alquería y Montanejos.

‘EL PADRE’. Río con vieja historia, el llamado Mijares, cordón acuático y mensajero de fraternas relaciones entre Teruel y Castellón, el también llamado Idúbeda fronterizo de antiguas tribus ibéricas puede decirse con razón que es un río, el llamado también Padre Mijares, bien aprovechado por el hombre. Sus aguas, inteligentemente encauzadas, mueven turbinas de varias centrales hidroeléctricas que jalonan su curso y rinden toda la energía que desde el nacimiento lleva en sus entrañas. Pero, además, el Mijares llega exhausto al mar porque, desde inmemorial, sus caudales, por medio de un complejo sistema de azudes, acequias mayores, las llamadas filas y pequeñas acequias, con el apoyo de modernos pantanos reguladores, son utilizados para dar vida mediante el riego a las consideradas huertas feroces de la Plana.

Una sentencia arbitral del infante aragonés don Pedro de Ribagorza, tío del rey Pedro IV ‘el Ceremonioso’, puso fin en 1346 a las diferencias entre los pueblos de la Plana, como Burriana, Vila-real, Almassora y Castellón y regular desde entonces la distribución de las aguas del Mijares, el Padre Mijares, cuya historia y perfil tanto me ha recordado a mi habitual Humo de los barcos que volverá a aparecer desde mañana domingo. Me refiero a la nueva Vía Verde, así que avanzaré por el paseo marítimo de Pilar Coloma, llegando hasta el Voramar, cruzando el hermoso puente del Pontazgo y llegaré a las inmediaciones del Palasiet.