El cooperativismo agrario goza de una fuerte implantación en la provincia de Castellón con un total de 106 entidades de esta naturaleza, lo que lo convierte en un elemento central de la vertebración socieconómica del territorio. Sin embargo, esa potencia adolece de puntos débiles como la falta de tamaño económico y una cierta debilidad en el capítulo correspondiente a ventas y comercialización. De ahí que desde la Conselleria de Agricultura se lanzara ayer un llamamiento a las cooperativas para que apuesten por la integración para ser más competitivas en el mercado.

La mayoría de las 365 cooperativas agroalimentarios de la Comunitat, concretamente el 64,3% facturan menos de dos millones de euros, mientras que únicamente cuatro entidades, es decir el 1,1% del total, superan los 50 millones en la referida variable. Ahí se sitúa la cooperativa San Alfonso de Betxí, que cerró el 2017 con unas cuentas de 58,21 millones de euros, por detrás estaría, por ejemplo, Benihort, en Benicarló, con 39,86 millones de euros.

En el caso de la primera de estas entidades, hace unos meses que absorbió la cooperativa Agroal de les Alqueries y tomó su control. Recientemente también se ha producido otra fusión, la realizada por Soex-2 de Moncofa a la Junquera de Xilxes. En este caso, la entidad se ha trasladado a la sede de esta última al contar con mejores instalaciones y medios.

En este sentido, el secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Francisco Rodríguez Mulero, ha apostado por la integración cooperativista cara a «incrementar sus niveles de eficiencia y profesionalización y, por ende, sus volúmenes de negocio, máxime en un contexto de mercados globales sumamente exigentes».

Precisamente, para poder afrontar estos retos de futuro estas cuentan con el Plan Director del Cooperativismo Agrario Valenciano 2017-2023, en el que se incluyen ayudas destinadas a favorecer procesos de integración, junto a otro tipo de medidas de carácter formativo para socios y consejos rectores, así como acciones colectivas dirigidas a promocionar sus productos.

«El siglo XXI es el de la integración de las cooperativas porque tienen que ser el motor, la punta de la lanza, de la modernización del sector agrario valenciano, puesto que son empresas que no pueden deslocalizarse y, por tanto, conseguir su viabilidad económica constituye la mejor fórmula para preservar el territorio y combatir el despoblamiento», señaló Rodríguez.

Por su parte, desde la Confederación de Cooperativas de la Comunitat Valenciana (Concoval) explicaron que son partidarios de las integraciones, aunque las fusiones completas no siempre son la mejor opción para todos sus integrantes, por ejemplo, se pueden unir dos de ellos para colaborar a nivel comercial sin que ninguno tenga que perder su identidad jurídica. Además, resaltaron que una de sus funciones es la de asesorar e informar sobre este tipo de procesos, por lo que programan puntualmente reuniones de trabajo.

Se trata de un sector al alza, dado que, en conjunto, el crecimiento acumulado en los dos anteriores ejercicios ronda el 8%. «La tendencia es positiva, aunque la facturación depende mucho de otras cuestiones paralelas, como la climatología» señalaron desde Concoval, quienes apuestan por ir hacia la concentración para intentar ser más competitivos.

Otro de los objetivo es la diversificación de la oferta con la apertura de gasolineras o tiendas propias, entre otras iniciativas comerciales. «El sector va cambiando, porque debemos adaptarnos al mercado a través de negocios que permitan retornar a la sociedad parte de los beneficios, generando a la vez negocio», apuntaron desde la rama agraria de Concoval.

Actualmente, en la provincia de Castellón, una de cada cuatro cooperativas está relacionada con el sector agroalimentario, ya que existen más de 400 entidades de esta índole que dan empleo directo a cerca de 8.7000 personas.