El pequeño comercio, el de barrio, el de toda la vida, se desangra. Y en Castellón lo hace a toda velocidad. Cada vez hay más locales que bajan definitivamente la persiana y en la provincia hay calles, antaño repletas de tiendas, donde apenas queda actividad. La irrupción de plataformas digitales, la competencia que ejercen las grandes superficies y los gigantes de la moda, y el hecho de que las nuevas generaciones se han acostumbrado a comprar a golpe de clic están provocando la desaparición de mercerías, ferreterías, tiendas de moda o de ultramarinos. Y a más cierres de locales comerciales, más y más bajas de trabajadores autónomos, los grandes damnificados.

Los últimos datos que maneja el Ministerio de Empleo y Seguridad Social evidencia la profunda crisis por la que atraviesa el comercio local. En apenas 12 meses (de agosto del 2018 al mismo mes de este año), el sector ha perdido 103 comerciantes autónomos en Castellón, lo que supone un descenso del 0,9%, al pasar de los 10.810 profesionales de hace un año a los 10.707 de ahora. O lo que es lo mismo, cada semana se dan de baja en la provincia dos trabajadores por cuenta propia del sector comercial. La hemorragia de esta actividad en la última década (desde el mes de agosto del 2009) asciende a un recorte de 587 profesionales.

Si en Castellón las cifras son malas, en la Comunitat y en el conjunto del país la tendencia es la misma. En un año, las tres provincias valencianas han perdido 1.122 autónomos del comercio, mientras que en España desaparecen una media de 22 tiendas al día. Y el desplome parece que se ha acelerado en el último año. La Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae) acaba de publicar un informe en el que concluye que en el 2016 se perdieron en España 2.693 profesionales del comercio, 7.038 en el 2017 y 10.032 en el 2018. Las previsiones de la organización son que al finalizar el 2019 la pérdida sea de alrededor de 13.000 comerciantes.

María José Landaburu, secretaria general de Uatae, llama la atención sobre el impacto que la sangría tiene en el mercado laboral. «No olvidemos que el sector da ocupación al 25% de todos los trabajadores autónomos de España», puntualiza, y muestra su preocupación ante el hecho de que cada año la pérdida de comerciantes es mayor que en el anterior. «La vida de los barrios y de las ciudades se deteriora con los locales comerciales cerrados. Además, los pequeños comerciantes ofrecen un trato más especializado a sus clientes y mejoran la vida del conjunto de la ciudadanía», sentencia.

UN PLAN DE CHOQUE // Cada vez cierran más locales y un ejemplo en Castelló es el pasaje Rey don Jaime. Hasta hace muy pocos meses, albergaba casi media docena de negocios dedicados a la moda, la joyería o la artesanía. Hoy solo queda uno. «En el centro cada vez somos menos. Abundan los locales vacíos y los carteles de se alquila, incluso en localizaciones muy buenas. El pasaje, por ejemplo, se ha quedado completamente vacío y en la propia avenida del Rey también han cerrado varios negocios. El futuro, desde luego, no pinta bien», describe la responsable de un establecimiento de venta de ropa de la calle Alloza de la capital.

La situación por la que atraviesa el sector es tan difícil que las organizaciones de autónomos reclaman un plan de choque. «Es fundamental que el Gobierno tome nota de estos datos e impulse medidas de promoción del comercio de proximidad», defiende Landaburu. Desde Confecomerç CV, la patronal del pequeño comercio valenciano, llevan tiempo insistiendo en que los ayuntamientos pueden hacer mucho más de lo que hacen.