Los cuatro rebrotes de coronavirus localizados en la provincia de Castellón en esta nueva normalidad provienen de casos importados, es decir, el paciente cero que provocó el contagio no contrajo la enfermedad aquí. En dos de estos focos, en el de Castelló, con su centro neurálgico en el grupo San Lorenzo y 35 positivos contabilizado, y en el de Burriana, con tres casos, las dos personas que transmitieron el covid-19 eran temporeros que procedían de Lleida, donde la situación descontrolada ha obligado al confinamiento de la población.

El tercer rebrote, el de Càlig, que fue atribuido a Peñíscola de forma errónea por Sanidad, parece tener su origen en la visita de un familiar de Barcelona. Por último, ayer se notificó un nuevo brote, esta vez sí en Peñíscola, con 11 casos (3 de Zaragoza, 2 de Madrid y 6 de Teruel). Además de ser importados, todos ellos siguen un mismo parámetro, se han producido dentro de un núcleo familiar, ya sea por reuniones o por el contacto de la convivencia.

De momento, los cuatro parecen estar bajo control, ya que el rastreo ha funcionado y se ha podido acotar al ámbito familiar el contagio sin ir más allá. Por tanto, la veintena de focos de la Comunitat de los más de 120 activos en toda España parecen estar acotados y no darse la temida transmisión comunitaria, es decir, en ámbitos sociales donde el rastreo de casos resulta más que complicado, imposibilitando el control.

1.000 rastreadores

En la provincia de Castellón el papel de rastrear les corresponde a los médicos de familia, pero cuando se está ante más de una decena de contactos ya es Salud Pública quien empieza las indagaciones y localiza a todas aquellas personas que pudieron estar con el infectado. Para ello, la Comunitat cuenta con 1.008 rastreadores, la mayoría de ellos refuerzos incorporados a los centros de salud para estas tareas de seguimiento. Se trata especialmente, de enfermeras, administrativos, auxiliares o celadores. Estos rastreadores abarcan toda la autonomía y no se limitan a una provincia concreta, así desde la Conselleria insisten en que estos profesionales «se reparten en función de las necesidades».

Sin duda, aunque ante un virus desconocido como este sin una vacuna o tratamiento efectivo todos los esfuerzos resultan insuficientes, la Comunitat es una de las regiones que cuenta con más personal dedicado a seguir la trazabilidad de los positivos. Por ejemplo, en Cataluña esta labor solo la desempeñan cerca de 300 personas y es ahora cuándo se quiere ampliar con 500 más, mientras que, en Aragón, hay 105 o, en Madrid, solo 144.