El inevitable cambio de hábitos de consumo durante la crisis generada por el covid-19 ha provocado ya una contracción del PIB cultural cuya magnitud es difícil de determinar aún hoy, si bien a principios del confinamiento se podía cifrar en un mínimo de 3.000 millones de euros en toda España.

Un estudio presentado el pasado año por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas señalaba que el sector de la industria cultural y los medios de comunicación concentra el 6,5 % de la renta y el 10,6 % del empleo que genera el valenciano, lo cual significa 133,6 millones de euros de renta y 5.987 puestos de trabajo, entre directos, indirectos e inducidos. De estas cifras a nivel automómico se puede obtener una estimación aproximada extrapolando el 12% correspondiente a la provincia de Castellón, lo cual se traduciría en algo más de 16 millones de euros, y en casi 720 puestos de trabajo. Estas cifras, sin embargo, son las que han peligrado debido a la actual y excepcional situación a la que se ha visto abocada la sociedad en la que cientos de profesionales castellonenses, entre los que se encuentran músicos, intérpretes, técnicos de sonido y de iluminación, programadores y agentes culturales, se preguntaban cómo paliar esta situación.

Para José Antonio Portillo, responsable de la programación cultural de Benicàssim, una manera de revertir o de superar esta coyuntura hubiese sido «el compromiso de las administraciones públicas de programar y cumplir los contratos a lo largo del último trimestre del 2020, o primer trimestre del 2021, de todos aquellos proyectos escénicos y artísticos que se han suspendido por causas del coronavirus, además de mantener la programación prevista para el último trimestre del 2020». Esta medida es la que, al parecer, han tomado finalmente entidades como el Institut Valencià de Cultura (IVC).

Algo parecido opinaba José Luis Cuevas, responsable de la promotora musical castellonense Born! Music, quien afirma que «el Estado ha tomado una decisión y debe apoyar, empujar y reactivar todos los sectores que se vean afectados tras esta crisis». En este sentido, asegura que «el cultural es posiblemente de los sectores más endebles de este país y será de los más dañados tras el paso del virus. Sin duda, habrá que activar ayudas para la supervivencia de muchas empresas culturales con la implementación de programaciones públicas y dotando de liquidez a las empresas a través de créditos bancarios sin intereses para que las entidades privadas pueden volver a invertir».

¿RECUPERACIÓN? / Tanto para Portillo como para Cuevas, el paquete de medidas económicas dictadas por el Gobierno central serán claves, pero, ¿cómo se concretarán? A esta pregunta quizá todavía no exista una respuesta específica, pues las secuelas se podrán reducir en función de las medidas que tome el Ejecutivo en relación a este sector en el que trabajan 710.000 personas en España —el 3,6% del total del empleo en nuestro país—, una cifra de crecimiento paulatino que ofrecía esperanzas tras la crisis y el periodo de recesión económica que se vivió a partir del 2008.

Y es que a pesar de que el sector cultural aporta al Estado un total de 38.470 millones, da la sensación de ser, todavía, delicado. «La pandemia ha permitido visualizar la debilidad del sector cultural», comenta José Antonio Portillo, para quien la paralización de esta industria tendrá unas «consecuencias graves». No obstante, y a pesar de que el mapa que se dibuja a priori resulta desolador, como afirma el director del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos, «ni de lejos estamos ante un cierre total de la cultura». Es más, con el inicio de la desescalada paulatina del confinamiento anunciada por el Gobierno central, poco a poco se van recuperando espacios y, lo que es más importante, sensaciones.

LA NUEVA NORMALIDAD / Aplazar, en vez de suspender, ha sido la tónica para muchos programadores, salas de concierto y festivales, una medida que, aunque difícil, no es imposible. Un ejemplo de ello se encuentra en la gestión del delegado territorial del IVC en Castellón, Alfonso Ribes, quien no ha dejado de trabajar para reorganizar la programación de los cinco espacios que administra, como son el Museu de Belles Arts de Castelló, el Teatre Principal, el Auditori i Palau de Congressos, el Espai d’Art Contemporani y el Palau de Congressos de Peñíscola. Así, y ante el anuncio por fases decretado por el Ejecutivo para volver a establecer una «nueva normalidad», ya ha previsto un plan para la reapertura de estos centros.

¿Cuándo volverán a disfrutar los castellonenses de sus espacios culturales? Esa es la gran pregunta y cuya respuesta, aunque siempre pendiente de nuevos anuncios por parte del Ministerio de Sanidad para pasar de la fase 0 a la 1 del desconfinamiento, empieza a vislumbrarse. Así, por ejemplo, el 18 de mayo, el Museu de Belles Arts y el Espai d’Art Contemporani abrirían sus puertas de nuevo coincidiendo, además, con la celebración del Día Internacional de los Museos. «Siguiendo las medidas previstas se aperturarían estos dos espacios y lo harían con una tercera parte del aforo», explica Ribes, para añadir que «hemos planteado grupos de 30 personas máximo en el Museu y unas 15 en el EACC, y tenemos mascarillas y gel hidroalcohólico para asegurar la higiene de los visitantes y de los espacios».

Las dos exposiciones que se inauguraron el pasado mes marzo en ambos centros, Històries, mirades, dones. Visions de la diferència —comisariada por Irene Gras— y una voz/una imagen —colectiva coordinada por María Virginia Jaua— «se alargarán hasta septiembre. Y en octubre se procederá a la inauguración de las nuevas exposiciones previstas hasta diciembre», señala el delegado del IVC en Castellón. Y habrá música en julio, con el ciclo Nits al Claustre que se celebra en el Museu de Belles Arts, y también con el Festival Internacional de Jazz de Peñíscola, si bien ambos carteles están todavía definiéndose

Para la reapertura del Teatre Principal o el Auditori aún quedará. La previsiones son, como explica Ribes, que el telón se alce el 26 de septiembre, antes de lo habitual para el último trimestre del año, y con un total de 22 obras de teatro, muchas de las cuales estaban previstas para este abril y mayo. «Puede que haya un exceso de programación, pero era necesario para apoyar a compañías y demás profesionales», destacan desde el IVC. Y al haber una disminución del aforo previsible, «llevaremos a cabo muchas ofertas diferentes pensando en la crisis económica derivada del covid-19. Todo será más económico». Finalmente, la sala sinfónica y de cámara retomarán su actividad el 3 de octubre. Además de la Fira Trovam habrá 35 conciertos en el Auditori. La cultura no es un lujo, sino una necesidad. En Castellón también.