La sociedad en general está ansiosa de noticias positivas. Tras semanas terribles en las que el incremento de contagiados y fallecidos no parecía tener techo, cada vez son más numerosos los casos de personas que tras pasar por el complicado trance de un positivo reciben el alta y, lo que es mejor, la confirmación de que su cuerpo está protegido contra un nuevo contagio, aunque sea por un tiempo aún por determinar. Y si bien es cierto que no hay nada que pueda mitigar el dolor particular y compartido que supone cada nueva pérdida, los testimonios de los curados son el bálsamo y la inyección de esperanza que tanta falta hacen ahora.

Ignasi Pallarés, Vicente Casinos (Blai) y Jorge Bayona son tres ejemplos más de que el covid-19 tiene cura, que se supera la mayor parte de las veces. Pero a su vez son la voz de la experiencia, una voz que apela a la responsabilidad, a la prevención. Vicente el que más grave ha estado de los tres, incide con contundencia: «Por nosotros y por todos los que nos rodean tenemos que actuar con mucha precaución». Y añade: «No puedo entender a quienes dicen que el coronavirus ataca solo a una minoría de personas, como si esa gente fuera prescindible».