Llegó a la Comunitat valenciana una tarde de septiembre de 1969 desde su Girona natal animado por el presidente del entonces potente turoperador Claxons, que le había comentado que el futuro estaba en Benidorm. A lo largo de su carrera profesional ha terminado convirtiéndose en uno de los referentes de la industria turística de la Comunitat al frente de su cadena, Servigroup, empresa que se ha colocado entre las 25 primeras de España en el sector y que cuenta con hoteles en Benicàssim, Peñíscola, Alcossebre y Orpesa.

--¿Se hubiera imaginado alguna vez que el turismo podría sufrir una recesión tan grave?

--He pasado varias crisis pero esta ha sido completamente inesperada. A primeros de marzo, antes de que se declarara el estado de alarma, teníamos más reservas de españoles y extranjeros que en marzo del 2019 y, de pronto, todo se vino abajo. Hemos intentado centrarnos en el turismo español y en eso estamos. Dentro de todo tengo suerte porque mi marca se conoce mucho. En los últimos años he intentado siempre hacer marca y diversificar el mercado y lo que pienso ahora es que de cada crisis hay que aprender algo.

--¿De las desgracias se aprende?

--Por supuesto, de todas las desgracias se aprende. Ahora mismo, el problema es que se ha estandarizado mucho la oferta para un público muy popular. Si falla el mercado inglés no vamos a ningún lado. Alguna vez he comentado que sobraban plazas hoteleras y me han criticado, pero es cierto. Si no puedes ofrecer un producto superior no puedes captar otros mercados. Lo que no puedo es tener gafas de cinco aumentos para haber visto la que se nos venía encima, esta crisis nadie se la esperaba.

--¿Cómo ha sido la adaptación de los hoteles a las medidas de seguridad requeridas por el covid-19?

--No solo somos seguros. Es que nos hemos hasta pasado con la higiene y el cumplimiento de los protocolos sanitarios. No obstante, el problema es que uno ya no sabe dónde está. Nosotros tenemos hoteles en tres comunidades, Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía, y en cada lugar la normativa es diferente. La valenciana es la más exigente. Lo que sí me gustaría alguna vez es que las autoridades apoyaran un poco más. No con la amenaza de la multa permanente. En esta pandemia nos ha faltado el apoyo moral.

--Usted tiene varios hoteles cerrados y con sus trabajadores en ERTE. ¿Cómo lo lleva?

--Pues muy mal, somos una gran empresa con hasta dos mil trabajadores según los meses pero nunca hemos perdido nuestro carácter familiar. En la compañía tengo gente que entró casi de niño y hoy tiene a su familia y sus hijos.

--¿Qué puede pasar en otoño si no hay una prórroga de los ERTE?

--Si no cambian las cosas pues los trabajadores pasarían al paro y las empresas asumiríamos la Seguridad Social. Esto va a ser doloroso. El empresario tiene que ser precavido y hay que tener recursos.

--Los expertos no se atreven a dar una fecha para el final de esta pesadilla. ¿Usted la ve?

-- Si todo va a bien y no hay nuevos problemas en los mercados, las mejores reservas vienen a partir de abril y mayo de 2021. Afortunadamente, hemos logrado trasladar el 80% de las reservas que teníamos para el año que viene. Pero debemos dejar de llorar y afrontar el problema como ha venido.

--Analizando el sector turístico, ¿sobran bares y restaurantes?

--España es el país de Europa que tiene más bares y restaurantes. Conozco establecimientos donde trabaja toda la familia, casi 24 horas al día para sobrevivir y sacar cuatro duros. Eso no es calidad de vida. El Estado debe crear otro tipo de empleos como pasa en otros países. En Francia no hay ni tantos bares ni esos horarios, y recibe a 80 millones de turistas al año.

--¿Esta crisis debe servir, entonces, para cambiar el chip?

--Efectivamente, no podemos seguir degradando el servicio. No quiero ser reiterativo pero si lo han hecho otros países también podemos hacerlo nosotros. Lo que está claro es que con los aumentos de costes nuestros precios impiden obtener rentabilidad. Y las empresas no deben estar tan ligadas a lo que diga el Gobierno. Debemos tener sincronía, por supuesto, pero hay que plantar cara.

--Por último, ¿qué le parece cómo se ha gestionado la asistencia a las playas este verano?

--Parece que la gente disfruta prohibiendo. Hay sitio de sobra pero se han empeñado en obligar a la gente a estar dos horas al sol esperando plaza. Vendamos la excelencia de las playas, no las llenemos de drones y motoristas. Luego vas al mercadillo y está lleno, pero no, aquí sellamos las playas. La seguridad es importante, pero también que el turista se pueda mover.