Ocho años al frente de la Universitat Jaume I (UJI) como rector y otros tantos en puestos ejecutivos del campus han formado al catedrático de Física Óptica Vicent Climent en la reivindicación con diálogo y la apuesta por la universidad pública de Castellón ante todo y sin dar tregua. En el 2010, cuando dio un paso adelante para la gobernanza de la Jaume I se marcó implantar los estudios de Ciencias de la Salud, fomentar la investigación para ayudar a la sociedad y conseguir un campus más abierto. Ahora, dos mandatos después --el máximo que permite la UJI-- deja el despacho del Rectorado a Eva Alcón, la primera rectora.

-Final de ciclo. Han sido ocho años, dos legislaturas, al frente de la UJI que no han resultado los más fáciles de gestionar, con recortes, subida de tasas, Bolonia y después el 3+2, la financiación por los suelos… Echando la vista atrás, ¿qué esperaba encontrar cuando asumió el cargo y con qué ha tenido que ir lidiando?

-Esperaba encontrar una comunidad universitaria comprometida y eso lo he tenido, que es lo más importante. También un apoyo social muy amplio, que ha sido fundamental y que nos permite proyectarnos como una institución querida y reconocida. De hecho, en el 2010, en plena campaña electoral en la UJI, se produjo el recorte del sueldo de los funcionarios en un 5% de media, lo que pregonaba la magnitud de la crisis que se avecinaba, Esperábamos una situación compleja en lo económico, pero lo cierto es que ni por asomo como finalmente la hemos tenido. Hemos superado la mayor recesión que ha vivido el país y dejamos una UJI saneada económicamente y plenamente consolidada como una de las mejores universidades del mundo, entre las 500 primeras según el ránking de Shangái.

-Háganos un breve balance en cinco claves de estos ocho años al frente de la Universitat.

-El balance es satisfactorio. Me enorgullece especialmente haber superado la crisis económica sin haber afectado al empleo, y con una labor de recuperación paulatina de derechos y condiciones laborales para nuestro personal docente y de administración, así como con una política de apoyo al estudiantado a través de becas y fraccionamiento de los pagos de matrícula que han permitido no excluir de las aulas universitarias a nadie por motivos económicos. La creación de dos nuevos centros, como son la facultad de Ciencias de la Salud y la Escuela de Doctorado. También destacaría la implantación de los grados de GAP, Videojuegos, Medicina, Enfermería y el doble título de ADEM y Derecho, la construcción de la primera y segunda fase de la facultad de Ciencias de la Salud, el desarrollo de nuestro modelo educativo, la consolidación del Espacio Europeo de Educación Superior con todas sus acreditaciones, el afianzamiento de la actividad investigadora, la mayor conexión con el tejido empresarial a través de las cátedras y aulas de empresa, la extensión del multilingüismo en el campus y la ingente labor de promoción cultural, con el Menador como nuevo espacio cultural de referencia en Castellón. También ha sido fundamental dotar a la UJI de una estructura de gestión ética, con la aprobación de nuestro Código Ético y nuestra Memoria de Responsabilidad Social Universitaria, que presentaremos el jueves 24. Destacar también el avance en igualdad, con el desarrollo de dos planes a lo largo de estas dos legislaturas, así como el progreso en el ámbito de la internacionalización de la universidad.

-En la casilla de los ‘deberes’ por hacer, los que usted se había marcado y los de la institución, ¿qué se le queda?

--Creo que los objetivos de hacer una UJI entre todos y para todos se ha cumplido, que era nuestro principal compromiso. Quedan todavía retos importantes. El mayor, sin duda, es lograr una financiación pública que resulte adecuada para el conjunto del sistema público universitario valenciano y, en particular, para la UJI. Si queremos garantizar que sigamos siendo una universidad de referencia, con capacidad de atracción de alumnado de fuera de nuestro entorno más inmediato, y que actúe como motor de generación de conocimiento y progreso para nuestra sociedad, necesitamos un marco financiero que sea estable que permita planificar a medio plazo y que no esté sujeto a los vaivenes de la política.

--Han sido años difíciles le decía, sobre todo los de su rectorado en la UJI, que empezó ya en el 2010 con el aplazamiento de las carreras de Medicina y Enfermería y el inicio de los recortes presupuestarios a las universidades, con una deuda histórica sin resolver y con, cada vez, menos margen de maniobra económica, hasta estar «al límite», «en los huesos», con la «sostenibilidad amenazada», según sus propias palabras. ¿Vienen tiempos mejores?

-Todo parece indicar que sí, y esperamos que así sea. Parece que el país y la economía mundial encaran una cierta recuperación, pero la verdad es que esta no ha llegado todavía a las universidades valencianas, que venimos sufriendo una infrafinanciación que lastra cualquier posibilidad de desarrollo y que, efectivamente, pone incluso en riesgo nuestra sostenibilidad. Deberían venir mejores tiempos, pero ello dependerá de que finalmente el Govern asuma que las universidades públicas valencianas son estratégicas para conseguir una sociedad más justa y, al tiempo, de progreso.

-Infrafinanciación y Ciencias de la Salud han sido sus dos grandes caballos de batalla mediáticos de este mandato. Son temas que han dejado ver su cara más reivindicativa, que ha trabajado para dejar zanjados y no ha podido ser antes de irse. ¿En qué estadio se los deja a la futura rectora?

-Son dos temas pendientes muy relacionados, ya que la conclusión de la facultad de Ciencias de la Salud depende fundamentalmente de que se resuelva el tema de la financiación, o de que la Generalitat asuma esa infraestructura fuera de la financiación, ya que hemos sido la única universidad pública que hemos implantado títulos como Medicina o Enfermería padeciendo un recorte en la subvención de casi 13 millones de euros al año desde el 2013. El edificio está finalizado en un 60%, y el 40% restante cuenta ya con el proyecto de obra listo para su licitación, que no hemos llegado a realizar porque no teníamos los fondos necesarios garantizados. En cuanto a la infrafinanciación, como he comentado, depende de la Generalitat, que a su vez está también infrafinanciada por parte del Gobierno de España y ello dificulta la toma de decisiones. Estos son los dos temas pendientes más acuciantes, que espero que se resuelvan pronto y de manera satisfactoria.

-Los principales retos del sistema universitario valenciano, ha dicho en reiteradas ocasiones, se pueden agrupar en económico-financiero, estudios, investigación y autonomía universitaria. ¿En qué punto está la UJI en cada uno de ellos?

-Afortunadamente, pudimos resolver, al menos sobre el papel, el convenio de la deuda histórica de las universidades, que se consiguió in extremis en el mandato del presidente Alberto Fabra y que ahora habrá que cumplir y desarrollar. Pero en el ámbito económico-financiero, como ya he apuntado, estamos en una situación muy comprometida como sistema universitario valenciano, pero la UJI está todavía peor, ya que durante los últimos años algunas universidades públicas han ido reduciendo su oferta y su servicio público, con menos alumnos, mientras que nosotros lo hemos incrementando, dando respuesta a un mayor número de estudiantes. Por tanto, no solo hay infrafinanciación en el sistema, sino además un reparto en desigualdad que se ha acentuado durante estos años de crisis. En el ámbito de los estudios, hemos consolidado una oferta atractiva, que cubre prácticamente todas las áreas de conocimiento, y creo que da respuesta a las necesidades de formación superior y de reciclaje de nuestro entorno. Puede que haya en el futuro la incorporación de algún título nuevo, como por ejemplo en el ámbito de Ciencias de la Actividad Física, del Deporte y de la Salud, o de dobles grados, como ha propuesta la rectora electa, pero creo que habrá pocos cambios en este ámbito en el futuro, a la espera del nuevo mapa de titulaciones y del 3+2. En cuanto a la investigación, la UJI está plenamente consolidada en los ránkings como una universidad de referencia, entre las mejores del mundo y las primeras de España. El de Shanghái así lo acredita, pero son muchas otras clasificaciones las que también lo demuestran. Por último, en cuanto a la autonomía universitaria, lo cierto es que sin autonomía financiera no puede haber autonomía real, así que lo primero a resolver es esa cuestión. Además, es necesario que tanto a nivel estatal como autonómico se nos permita a las universidades avanzar en una mayor libertad a la hora de contratar a nuestro profesorado y de gestionar internamente nuestros recursos, como ocurre en otros países, ya que solo así lograremos atraer talento y poder competir realmente y progresar.

-Primero, las personas, dice. Becas, tasas, carrera profesional, campus… ¿Qué se ha conseguido en la Jaume I?

-Creo que en estos ocho años hemos hecho una universidad más humana, más próxima. Esa ha sido nuestra prioridad y creo que se ha conseguido, y, evidentemente cabe reconocer que el Govern de la Generalitat, presidido por Ximo Puig, ha contribuido a ello, mejorando las condiciones laborales del personal y dando más facilidades económicas a los estudiantes. El campus también ha mejorado, con pequeñas obras que han intentando hacer más cómodos los servicios que se prestan y con intervenciones constantes para hacer de nuestro campus un espacio habitable, al servicio del estudio, de la investigación y de la cultura.

--Nuevo y compartido Menador, Llotja del Cànem, sedes, Paranimf, pero también cátedras de empresa y transferencia, vinculan directamente a la UJI con la sociedad de Castellón. ¿Piensa que la UJI está suficientemente enrraizada con su territorio?

-Creo que la Jaume I es un ejemplo de conexión universidad-sociedad y que eso es un mérito de toda la comunidad universitaria, la actual y la anterior, pero también de toda la sociedad de Castellón, que fue quien nos reivindicó de manera unánime en la década de los ochenta hasta que se creó la UJI en 1991. Durante estos 27 años hemos intentado estar siempre muy presentes en el territorio, con ese objetivo de transferencia social, cultural, investigadora, docente, y hemos recibido siempre un gran apoyo por parte de toda la sociedad.

-¿Qué le dirá a la rectora electa, Eva Alcón, cuando le entregue la ‘vara de mando’ de la Jaume I?

--Que no se desanime nunca y que intente mantener el entusiasmo que tiene ahora y con el que ha vivido su campaña electoral durante los próximos años. Como universitaria, tiene la mayor oportunidad de su vida, que es la de poner al servicio de su comunidad universitaria todo su experiencia, su saber y su trabajo para hacer de la UJI una mejor universidad. Es un trabajo muy duro, pero también muy satisfactorio y, a la vez, muy emocionante para todos aquellos que tenemos vocación de servicio público.

-¿Vuelve a su plaza de profesor? Cuéntenos qué hará ahora, con la agenda más despejada…

-Eso seguro, a mi plaza en la ESTCE. Y ahora podré dedicarme un poco más a mi familia, que ha sido mi gran apoyo todos estos años, y a quien les debo una buena parte de mi tiempo. En ese apartado de agradecimientos, si me permiten, también quisiera reconocer a todos los miembros de mis equipos de dirección, al personal de la UJI y a los que, a título particular o institucional, han apoyo con una generosidad muy grande hacia la Jaume I.