Las dos desaladoras de la provincia, la de Moncofa y la de Cabanes-Orpesa, producen el triple de agua de la que consumen actualmente los cinco ayuntamientos que han firmado convenios para abastecerse de ella. En concreto, ambas plantas tienen capacidad para generar 28 hectómetros cúbicos de agua al año, mientras las localidades de Moncofa, Xilxes, Cabanes, Orpesa y Benicàssim, que suscribieron los protocolos de abastecimiento necesitan, a día de hoy, 9, según reconocieron fuentes de la Secretaria de Estado de Medio Ambiente.

Esta diferencia tan evidente entre la capacidad de producción y las necesidades reales viene dada por la planificación urbanística que los consistorios realizaron en su día, proyectos todos (en muchos casos con campos de golf, que son grandes consumidores de recursos hídricos) que se han quedado por el camino. Y es que actualmente todas las localidades tienen resuelto el abastecimiento de agua sin necesidad de poner en marcha las plantas, a lo que la Unión Europea obliga antes de que acabe el próximo mes de marzo si Acuamed no quiere verse obligado a devolver 33,4 millones de euros de ayudas que llegaron de Bruselas.

Por eso, las mismas fuentes de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente reconocieron en su día a este diario: «Parece evidente que hubo una problema de proyección en la demanda a la hora de ejecutar las desaladoras».

De ahí la negativa de los ayuntamientos a asumir «unos convenios con unos costes que consideran inasumibles, pero que se suscribieron», señalaron desde el Ministerio. Y es que en varios casos el millón de euros anual que deberían pagar harían inviables los presupuestos municipales.

De ahí que ahora en Acuamed, como informó el sábado este diario, se insista en buscar «nuevos usuarios» para repartir los costes. Y es que «la diferencia entre la demanda estimada y la real supone tener que repartir los costes fijos entre muchos menos usuarios que los iniciales», indicaron desde Medio Ambiente.