La empresa castellonense Facsa, junto a otros once socios internacionales, entre los que se encuentran el ITC de la Universitat Jaume I y el Consejo de Cámaras de la Comunitat, ha logrado ya la fabricación de las primeras membranas a escala industrial en el marco de un proyecto que tutela la Comisión Europea mediante el cual se pretende desarrollar un biorreactor de membranas, conocido como MBR, que sea sostenible y creado a partir de residuos agrícolas e industriales de la cerámica para la reutilización de agua. Todo ello con el fin de que este agua pueda volver a emplearse para el consumo urbano e industrial, según informó el consorcio a través de una nota.

Esta iniciativa, que se enmarca dentro del proyecto REMEB, permite usar membranas cerámicas en lugar de orgánicas, que son las comúnmente usadas en el tratamiento de aguas residuales. La ventaja de las membranas cerámicas es que presentan mejores propiedades químicas, térmicas y mecánicas, lo que permite que estas trabajen en condiciones severas y se puedan aplicar procedimientos de limpieza más agresivos, según informan los impulsores de REMEB. Con el propósito de aunar criterios y valorar los avances, los socios, procedentes de siete países, se reunieron recientemente en el Centro Cerámico de Bolonia, en Italia. H