El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo el sábado una llamada a los empresarios turísticos para retomar la actividad a partir del 1 de julio. Una afirmación que fue generalmente bien recibida por el sector en Castellón, tras unas semanas en las que la evolución sanitaria de la crisis hizo temer la imposibilidad de llegar a tiempo para el verano, con el consiguiente efecto catastrófico para estos negocios.

El presidente de la patronal Ashotur, Carlos Escorihuela, manifestó que la determinación del fin de semana «nos encanta», e incide en la fortaleza que tiene la provincia. «Estamos especializados en público nacional, con un perfil muy familiar, y podemos ofrecer la ventaja de tener una escasa masificación, y el incentivo de la oferta de alojamientos rurales y de interior», como garantía de un destino seguro.

Las pretensiones del Gobierno aportan un detalle importante para Castellón. Además de animar a la ciudadanía para que salga de vacaciones, ya hay planes para retomar los vuelos internacionales de turistas. «Es algo que nos beneficia», según apunta Escorihuela. Pese a que la provincia recibe a tan solo un 20% de extranjeros, existía el temor de que localidades de Alicante, Baleares o Canarias intentaran atraer a público español, con el desbordamiento de la oferta y la previsible caída de los precios.

DUDAS / La campaña de la desescalada no está exenta de dudas, al hacer frente a unas circunstancias nunca vistas hasta ahora. Una de ellas es el ritmo de la demanda de alojamientos turísticos, que previsiblemente estará dominada por las decisiones de última hora. «Tampoco sabemos cuál será su estado de ánimo ni cómo ven el futuro económico, de lo que dependerá la capacidad de gasto», añade.

Para dar respuesta a estas inquietudes el máximo directivo de Ashotur insistió en la idea de crear una serie de incentivos para el consumo del visitante nacional, «con la creación de unos bonos vacacionales como en Italia, que animen a la gente a salir, y cuyo efecto económico, además de sostener al sector, repercutiría de nuevo en las arcas públicas». Para Escorihuela «queda solo un mes y todavía no se habla de medidas de este tipo».

Una incertidumbre añadida es la que tiene que ver con la duración de la temporada, tras haberse perdido el tramo de las vacaciones sociales de primavera, la Semana Santa o el puente de mayo. «Hay que intentar que se alargue, y que no se acabe con el mes de septiembre», aseguró. También manifestó estar a la espera de que se regule una salida escalonada de los ERTE en el turismo, para garantizar la viabilidad inmediata de las empresas.