La tortilla se ha dado completamente la vuelta. Cuando parecía que la confederación de empresarios autonómica Cierval lo tenía todo de cara para cumplir con sus planes y absorber a las tres territoriales --CEC (Castellón), CEV (Valencia) y Copea (Alicante)- para erigirse como la única voz de los empresarios de la Comunitat, la coyuntura ha terminado por volverse en su contra y ve más amenazada que nunca su continuidad. Una situación que allana el camino para que la patronal castellonense pueda continuar independiente, como es su pretensión y ha vuelto a ser ratificada este mismo jueves por los miembros de la comisión gestora, que preparan la quiebra controlada de la entidad con el ánimo de reflotarla y salvarla.

La explicación es compleja y se retroalimenta. Las tres organizaciones territoriales son las fundadoras de la autonómica Cierval, y son las que abonan las cuotas con las que se sustenta, entre otros ingresos. A su vez, Cierval es la que se encarga de gestionar fondos de cursos y ayudas diversas, que luego distribuye entre las tres provinciales.

Sin embargo, con la crisis, la castellonense y la alicantina se encuentran en una delicadísima situación económica, que las ha puesto en una posición de debilidad y que hizo pensar al presidente de Cierval, José Vicente González, sopesar la oportunidad de acumular en Valencia todo el peso de la representatividad empresarial de la Comunitat. De hecho, el martes hay convocada una junta directiva en Cierval para analizar el cambio de estatutos en esa misma dirección.

Sin embargo, la debilidad de sus fundadoras ha terminado por sumir a Cierval en una crisis de consecuencias insospechadas. CEC y Ceopa acumulan cuantiosos atrasos, cifrados en unos 600.000 euros cada una de ellas, lo que ha recortado el margen de maniobra de la autonómica.

A esta situación se suma el hecho de que la Administración valenciana está reclamando a Cierval, como receptora de ayudas en primera instancia, el dinero de cursos e inversiones realizadas por CEC y Coepa, al considerar que el uso de parte de esos fondos ha sido fraudulento. Un dinero que Cierval no tiene y que ha llevado a que Hacienda bloquee incluso sus cuentas, sin poder pagar la nóminas de septiembre.

Tal es la situación que la CEV, la patronal provincial valenciana, dispuesta a fusionarse con Cierval, esta misma semana ha dado marcha atrás, consciente de que una fusión puede obligarle a asumir toda la deuda.

Castellón siempre ha defendido, junto con Alicante, el mantenimiento de la estructura y, por tanto, independencia en los órganos, opción que la actual coyuntura hace más fácil ahora. H