Alrededor de unos 250 diagnósticos de cáncer de mama se contabilizan al año en la provincia. Así lo indica el jefe del Servicio de Diagnóstico por la Imagen del Hospital Provincial de Castellón, Miguel Ángel Santamaría, quien se atreve a dar un alentador pronóstico. «Creo que en un plazo de 10 años habremos alcanzado un índice casi total de supervivencia, de un 99%», vaticina el doctor, que ahora mismo cifra la tasa en torno a un 87%.

Aunque hace unos años pareciese una quimera, lo cierto es que lograr que nadie muera víctima de esta enfermedad, cuyo Día Internacional se celebra mañana, está más cerca que nunca. Los continuos avances tecnológicos y el perenne trabajo en el campo de la investigación han permitido dar pasos de gigante para soñar con una tasa de supervivencia del 100%, cuando 20 años atrás no alcanzaba ni el 40%.

Prueba de ese progreso científico y de la mayor concienciación a la hora de realizarse revisiones a una edad cada vez más temprana se entienden las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), que revelan que solo 79 mujeres de la provincia murieron en el 2016 a manos de un tumor mamario maligno.

Para cosechar esa ansiada meta, el especialista subraya en rojo la importancia de la prevención, pero sugiere ir un paso más allá. «Hacerse una mamografía al año a partir de los 45 es algo que se ha quedado obsoleto. ¿Por qué tener que esperar a esa franja de edad si una paciente muestra antes indicios de poder desarrollar la enfermedad?», se pregunta.

Santamaría pone sobre la mesa el papel de los controles personalizados: «Cada persona es un mundo, por lo que no podemos tratar igual a una mujer con un seno densa o a otra que tiene antecedentes en su familia. Individualizar el diagnóstico precoz reduce drásticamente el riesgo de contraer cáncer de mama».

En la misma línea apunta su compañero del Hospital Provincial, el doctor Ramón de las Peñas, jefe de la sección de oncología, también remarca la importancia del tratamiento adaptado a cada paciente. «El cáncer es muy listo, genera resistencia y crea mecanismos de escape, por lo que hay que estudiar su DNI particular, ya que se trata de una enfermedad individual», aduce el galeno, recientemente galardonado con el premio de la Fundación ECO a la excelencia y calidad en materia oncológica.

Ante el manifiesto publicado por mujeres que sufren cáncer de mama en contra de las pseudoterapias, los especialistas no vacilan. «Una persona en una situación delicada se agarra a un clavo ardiendo, pero sustituir un tratamiento médico por otro experimental es una barbaridad», confiesa el doctor Santamaría. Una tesis en la que coincide su homólogo. «Ahí es cuando el remedio puede ser peor que la enfermedad. Hay que rechazar aquello que no esté contrastado científicamente», dice De las Peñas.