Cáritas de la diócesis de Segorbe-Castelló dio a conocer ayer su memoria de actividades del 2018 con un dato revelador: Una de cada diez atenciones y consultas es por el tema de la vivienda. «Un 9% de las personas que acuden a Cáritas lo hacen por problemas relativos a su casa», explica el presidente de Cáritas Diocesana, Juan Manuel Aragonés.

«Lo normal en los últimos años es que estas consultas fueran solo el 6% del total, y ahora el porcentaje ha subido tres puntos», detalla Aragonés, quien explica como razones «el alza del precio de los alquileres, la imposibilidad de seguir pagando altas hipotecas con sueldos bajos y trabajos precarios o las amenazas de desahucio».

El presidente de Cáritas Diocesana añade que «adquirir una vivienda es cada vez más una barrera insalvable para muchos ciudadanos». «Nosotros les ayudamos a pagar los recibos de la luz, del agua o los alquileres», destaca el titular de esta organización.

Aragonés apuntó que «si bien se ha superado la crisis económica, todavía son muchas las personas que atendemos en Castellón». «De hecho, si en el 2017, llegaron a nuestras instalaciones 1.209 personas en busca de ayuda, en el 2018 fueron 1.387, es decir un 8 por ciento más».

En este sentido, Aragonés subrayó que «pese a esta recuperación de la crisis, todavía hay un 8% de la población que vive en riesgo de exclusión social y, de este porcentaje, más de 3.000 personas están en una situación de marginación severa». Y es que, en palabras del presidente de Cáritas, «la brecha entre clase media y baja es cada vez más profunda; y el problema de la exclusión social que viene desde los años de la crisis se ha hecho crónico».

ACTITUDES Y GESTOS // Por último, Aragonés hizo referencia a lo que llama «bienes intangibles». Cáritas «no solamente son intervenciones y ayuda material a las personas, hay también unas actitudes y unos gestos que podemos considerar como bienes o riquezas que no son sumables, materiales o económicas, y que contribuyen a levantar y a dignificar a las personas caídas». «Son las horas de acompañamiento, los abrazos de afecto, la escucha sincera, las miradas al corazón, las sonrisas compartidas... que no tienen precio», apostilló.