Actualmente bloques de apartamentos nuevos florecen al lado de viviendas de 50 años que no pueden reformarse. Estos hechos hieren sensibilidadades y aumentan la judicialización y pueden, sobre todo con las denuncias de los primeros habitantes, existir futuras sentencias que paralicen la actuación municipal y castren el desarrollo urbanístico.

Reordenar con zonas bien diferenciadas permite proteger con mayor eficacia y exigir plazos a los propietarios de urbanización de cada zona segun lo estipulado, el plan especial consiguió pautas consensuadas. La reactivación de esta zona ya provocó en el pasado una mayor oferta laboral en la construcción tan necesaria actualmente. Por otro lado, hay que controlar y planificar zonas que quedarán en situaciones urbanísticas envidiables para que tengan un desarrollo sostenido. En especial la zona del Serradal, a espaldas del Pinar, que con la desaparición de la vía del ferrocarril puede convertirse en una de las mejores zonas urbanizables.

Mantener toda la Marjaleria en un único territorio impide cualquier urbanización por los informes de inundabilidad. Urbanísticamente hay zonas que con la inversión en estaciones de bombeo, nivel freático y servicios son completamente urbanas (ejemplo Motor de La Plana) y, por lo tanto, nunca tendrán un informe favorable de inundaciones si se presentan junto a terrenos sin urbanizar con un nivel freático bajo y con una flora y fauna que salvaguardar para nuestra ciudad. Por lo tanto, es necesario recalificar zona a zona y actuar en cada una de forma diferente y según sus características.

En la actualidad siguen sin tener una respuesta los primeros habitantes de la Marjaleria, que en los años 60 y 70 contribuyeron a aumentar las arcas municipales, respetaron las tierras dedicándolas a pequeños cultivos y que han cumplido todas las premisas de los distintos ayuntamientos. La mayoría de esos solares están en terrenos de mejor situación (urbanos no planificados) y sus propietarios, el grueso de edad avanzada, no pueden reconstruir o reformar sus viviendas. Parece necesario que grupos políticos, ecologistas y asociaciones consensúen una rápida respuesta a este grupo que, tras cumplir la ley, son los auténticos desprotegidos.