Naturalmente que aprovecharemos esta nueva página para asomarnos con ilusión a sugerentes aspectos de la historia de Castellón, nuestros días vividos especialmente. Pero ahora, en este otoño que acaba de empezar, se plantan ante mí curiosas imágenes de personas comprando las entradas con su smartphone de camino al Auditori o al Teatro, pidiendo la clave de wifi en un restaurante o subiendo a la red imágenes del menú que están consumiendo. Esto es cada vez más habitual en nuestro tiempo.

El teléfono móvil se ha convertido en un dispositivo imprescindible para los usuarios. Me aseguran que, de hecho en España, el 81% de los españoles utiliza un smartphone, en comparación con el 40% de hace tan solo 5 años.

Estos datos con los que informo me hacen recordar los tiempos en que yo ejercía como cronista de ciclismo en Mediterráneo. Y he de referirme a la prueba Vila-real-Morella-Vila-real, de gran resonancia en el mundillo ciclista español. Siguiendo la carrera con el coche de Vicente Traver, con Ramón Fabregat y Rafael Puig, al llegar a Morella, con Bahamontes, Jarque o René Marigil de vencedores de esta primera etapa, yo escribía rápidamente la crónica en mi cuaderno de notas y, ya al atardecer llamaba al periódico y su director, don Jaime Nos Ruiz, copiaba mi crónica en taquigrafía y se publicaba puntualmente al día siguiente, al comenzar la segunda etapa, el regreso de Morella hasta Vila-real. Don Jaime era un gran periodista, y mis textos se veían adornados por su sabiduría y talento.

Sus pseudónimos Vidi y Batueco para temas culturales le ayudaron a convertirse en el más importante informador y cronista.

DON JAIME NOS

Más de 30 años director de Mediterráneo, no es solo la personalidad más relevante del periodismo en Castellón, sino también una destacada biografía en la prensa española. Memoria muy señalada del siglo XX en la ciudad. Había nacido en Castellón el 21 de agosto de 1914, fue un alumno inquieto y brillante tanto en la primera enseñanza como en el Bachillerato cursado en el instituto Ribalta. Después no quiso integrarse en el entramado de los negocios familiares --una fábrica de hilados-- y marchó a Barcelona para estudiar ingenierías, con el propósito de independizarse. Pero se presentó a oposiciones de Aduanas, que ganó brillantemente y por las que se incorporó primero a Valencia y después en Castellón, desde 1935 cuando ya ejercía como auxiliar de redacción del Diario de Castellón, un periódico de la época.

Como tantos otros jóvenes de su promoción, también fue movilizado para la contienda civil y tuvo la mala fortuna de resultar herido. Una mano prácticamente inutilizada no sería obstáculo para que, con la otra, pudiera escribir a máquina con habilidad.

Y, como una continuación a Diario de Castellón, la cabecera de Mediterráneo apareció por primera vez el 16 de junio de 1938, dentro de la cadena oficial de prensa. En 1943 parecía ya cumplida su misión para quienes fueron vencedores de la contienda bélica, así que cuando parecía llegado su final, surgió la figura de Jaime Nos que, a sus 28 años de edad, convenció al gobernador Andino y éste a Madrid. Declaró que: «Me nombraron director interino y fui periodista por casualidad».

El 1 de noviembre de ese año contrajo matrimonio con Maribel Llopis Rodríguez, fruto del que tuvieron cinco hijos, ellos y sus descendientes involucrados en la vida social de Castellón. Son Jaime Pablo, Fernando, José Manuel, María Isabel y Carlos.

Después, ya es sabido, su vibración humana y castellonera le permitió crear un estilo de ser periodista en Castellón, como dicen que fue con anterioridad José Castelló y Tárrega.

Gran conferenciante y excepcional charlista, su memoria prodigiosa la hemos usado todos. Maestro de varias generaciones de periodistas ofreció memorables artículos editoriales y fue el creador de numerosos extras del periódico en épocas de escaso papel y corta tirada, enfatizando siempre lo castellonero desde todas las facetas de la vida industrial, agrícola y comercial, festiva y cultural, también política y social con especial incidencia en los aspectos humanos de los castellonenses. Se jubiló voluntariamente el 31 de diciembre de 1974 y falleció en Castellón en la madrugada del 15 de mayo de 1995.